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Un coche patrulla de la Policía Local en labores de vigilancia por una calle del Casco Antiguo de Logroño en una imagen de archivo. Justo Rodríguez
La Policía Local de Logroño intensifica el control para evitar que se beba en la calle durante el fin de semana

La Policía Local de Logroño intensifica el control para evitar que se beba en la calle durante el fin de semana

El número de denuncias por consumo de alcohol en la vía pública se ha ido incrementando desde enero hasta superar a las sanciones por orinar

Javier Campos

Logroño

Martes, 11 de febrero 2025, 20:01

El parte correspondiente al fin de semana pasado no ha venido más que a confirmar la tendencia. Y la dinámica, que viene constatándose cada viernes y sábado una vez finalizadas las últimas fiestas navideñas, parece ya ser la habitual en lo que va de 2025. La Policía Local ha intensificado el control para evitar que se beba en la calle. Tanto que el número de denuncias por consumo de alcohol en la vía pública se ha ido incrementando hasta superar a las sanciones por orinar en la misma.

Así, las 51 multas por consumir alcohol frente a las 49 por orinar del último fin de semana no han pasado desapercibidas, como tampoco lo hiciesen las 31 frente a las 18 del 24 al 26 de enero e incluso las de algún fin de semana anterior. De hecho, desde el 10 al 12 de enero la cifra de infracciones detectadas por tal comportamiento incívico supera las dos cifras: 24, 31, 23...

A tener en cuenta

  • 2024 La Policía Local habla de más de 400 denuncias por consumo de alcohol en la vía pública, «unas 40 al mes» en palabras del comisario jefe.

  • 2025 Sólo el pasado fin de semana hubo hasta 51 denuncias por beber en la calle, frente a las 49 por orinar en la misma (hasta 2.000 el pasado año).

Las estadísticas oficiales por incumplimiento de ordenanzas, dadas a conocer por el propio Ayuntamiento de Logroño cada lunes desde hace casi un año en su intento por hacer ver que no permanece ajeno a los problemas generados por el ocio nocturno, y no solo nocturno ante el consolidado fenómeno del 'tardeo', son las que son. Y el gobierno local, preguntado sobre ellas, no niega que la campaña de vigilancia para frenar los excesos sigue adelante, con cambio de objetivo incluido.

«Seguimos en la calle incidiendo en lo que genera molestias, en esas actividades prohibidas por normativa municipal que alteran la normal convivencia, en las calles del centro, sí, pero también de la periferia, y a demanda de los vecinos», pone de manifiesto el comisario jefe de la Policía Local, Héctor Ruiz, que junto al concejal responsable del Área de Administración Pública, Interior y Participación Ciudadana, Francisco Iglesias, corroboran la campaña emprendida.

En este sentido, tras un 2024 en el que se trató de poner cerco al tema de orines, también excrementos, en la calle, con prácticamente 2.000 denuncias, el Consistorio capitalino ha comprobado que «la acción sancionadora funciona». «El problema era de lo más difícil pues se había llegado a niveles intolerables (e insoportables), pero una vez reconducido (y cabe exponer que la mayor parte de las sanciones son para infractores de fuera de Logroño), se ha empezado a destinar esfuerzos a otros comportamientos igual de molestos y que también merecen especial vigilancia», explican en alusión al consumo de alcohol en la calle, «no botellón propiamente dicho» –el cual actualmente no se percibe como problema tras lo vivido en la desescalada durante la pandemia–.

Consumo del que generalmente alertan los vecinos, dado que conlleva notable ruido dependiendo de las horas, y que se salda con actuaciones de cara a su sanción. «Son pequeños grupitos que, vaso en mano, vociferan y causan jaleo, y la idea es atajar ese problema», constata el comisario, quien da cuenta de que el año pasado fueron más de 400 las denuncias por tal motivo, «unas 40 al mes».

Molestias, en definitiva, que en 2024 también se vieron traducidas en 200 por ruidos en la vía pública, frente a las 50 de un año antes; o en 90 por perturbar la convivencia ciudadana (gamberradas del tipo de mover contenedores o dar patadas a una papelera), por las 38 de 2023.

Un agente, a pie, en Bretón de los Herreros. J. R.

«Prohibiciones» expresas tanto el actual como el pasado mandato

Ni en botellón ni a puertas de locales de hostelería... «Ahora mismo no se da un consumo preocupante en esas concentraciones, y salvo algún local reincidente, el problema está en esos grupitos en movimiento y vaso en mano, queja recurrente de los vecinos generalmente por las zonas de ocio y los fines de semana», explica la Policía Local de Logroño, desde donde se recuerda que el consumo de alcohol en la calle está «prohibido» expresamente en la capital de La Rioja, si bien atendiendo a una doble normativa. Así, desde el pasado septiembre, tras su aprobación en pleno y posterior publicación en el BOR, en la ciudad está definitivamente prohibido beber en todas las calles del Casco Antiguo desde medianoche (acabando así con la excepción que existía en las zonas de la Laurel y la San Juan). La hoy controvertida excepción de la que disfrutaban varias calles del centro histórico en cuanto a consumo de alcohol en la vía pública en principio por su tradición de chiquiteo y tapeo es cosa del pasado en virtud a la modificación de una disposición de la ordenanza de protección del medio ambiente contra la emisión de ruidos y vibraciones. Antes, y ya durante el pasado mandato, en marzo de 2021 la que se modificó fue la ordenanza para el fomento de la convivencia ciudadana, la popularmente conocida como ordenanza cívica, para prohibir «la generación de aglomeraciones de personas que dificulten o impidan el normal uso o destino de las vías o espacios públicos, que alteren las condiciones medioambientales, de limpieza, estética o ruidos de la zona perturbando el descanso del vecindario»; tras establecer también como infracción «el consumo de bebidas alcohólicas en las vías o espacios públicos fuera de los locales de hostelería debidamente autorizados (terrazas, veladores, etc.)». Hasta entonces la norma municipal sólo prohibía la venta, dispensación o suministro de alcohol en la calle y su consumo «siempre y cuando conllevase algún tipo de alteración del orden público o se generasen aglomeraciones que dificultaran o impidieran el normal uso o destino de las vías o espacios», lo que en última instancia dejaba cada caso a la interpretación policial.

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