Fabienne Callens, a sus 67 años, será la encargada de cerrar La Casa del Corcho, una de las postales del Logroño con más solera. JUAN MARÍN
Logroño

La plaza del Mercado sigue perdiendo postales

La histórica Casa del Corcho, imagen del Logroño más tradicional, echará el cierre a finales de abril dejando a los 'portalillos' un poco más huérfanos y al Casco Antiguo con menos tiendas

Javier Campos

Logroño

Martes, 21 de febrero 2023, 01:00

Liquidación total por jubilación'. Tal es el mensaje que desde hace días se ha colado en una de las postales del Logroño de siempre, ... las que no para de perder la otrora comercial plaza del Mercado. La histórica Casa del Corcho, de las imágenes más retratadas por lo tradicional de su escaparate antes y ahora, echará el cierre a finales de abril dejando a los 'portalillos' un poco más huérfanos y al Centro Histórico con menos tiendas –justo enfrente, en la calle Portales, también se ha despedido la panadería/pastelería Garpesa–.

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«Ahora todos dicen que qué pena, sí, pero de la nostalgia no se vive y ya desde mucho antes parece que en el Casco Antiguo solo interesa la hostelería y el turismo», sentencia Fabienne Callens, francesa de nacimiento, riojana de adopción, y quien tras casi 43 años regentando tan singular establecimiento –reclamo en todo tipo de guías– ha decidido bajar la persiana en la segunda de sus ubicaciones.

Y es que originariamente el negocio –que se considera centenario– ocupó la esquina de la misma plaza del Mercado con Mercaderes, desde donde tuvo que trasladarse «sin remedio, pues no nos quedó otra», al almacén con el que también contaban a apenas unos metros, pero en la zona de los 'portalillos'. La mudanza, además, llevó aparejada una actualización del género, compuesto por cordelería, algo de cestería y, sobre todo, corchos de todos los tamaños –para embotellar vinos–... «tanto que debería haberse llamado la casa de los corchos», bromea.

El conjunto daba ese aspecto tan icónico de las esencias del Logroño de toda la vida, el mismo que fue sucumbiendo con el paso del tiempo y al que algunos volvían la mirada cada vez más de vez en cuando: como con la obligatoriedad de usar cestas de mimbre para la recogida de setas –por aquello de las esporas–. «Aquí, por mucho que quieran decir, siempre hemos vivido de la gente de los pueblos de alrededor, con actividades ligadas a los trabajos del campo», asevera.

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El antiguo establecimiento, hoy vacío, en la esquina con Mercaderes. J. M.

Hoy, tras 15 años en el número 15, todo aquello no son más que recuerdos. Como los regalos, artículos de decoración o sombreros que se unen a las cestas y otras mimbres, artesanía con descuento dadas las circunstancias. «A mis 67 años ya me toca, pero la realidad es que han ido despachando poco a poco a los comercios, favoreciendo a los bares, y lo de las terrazas en pandemia ha sido la puntilla», reitera quien critica decisiones como el cierre del centro al tráfico rodado con cada vez mayor incidencia.

Fabienne, integrada en el vecindario desde hace décadas, ha sido testigo de la, a su juicio, «degradación del Casco Antiguo». «Teniendo en cuenta la cantidad de tiendas que han ido desapareciendo para ser ocupadas por establecimientos hosteleros es evidente que algo se ha hecho mal», entiende quien sostiene que la plaza del Mercado, el Centro Histórico en general, «antes era un barrio, y ahora no». «Maltratado más que olvidado», considera.

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«A mis 67 años ya me toca, pero la realidad es que han ido despachando poco a poco a los comercios y favoreciendo a los bares»

Fabienne Callens | La Casa del Corcho

«Hace tiempo que pensé que si se desocupaba el bajo del 15 ampliaría la academia de pintura que tengo en la entreplanta»

Arancha Lanchares | Taller de Arte

El cierre de La Casa del Corcho, previsto para el fin de semana del 29-30 de abril, llegará poco más de un año después del último adiós en tan emblemático entorno, el de Confecciones Arrieta, hoy sustituidas por el estudio de arquitectura BGA –con lo que ya quedarían solo La Galería y El Barato–.

Negocios con aroma a otra época y cuando la plaza, que entonces ni siquiera se llamaba del Mercado, aglutinaba parte importante del comercio de proximidad –amén del propio mercado que se montaba en la otrora plaza de San Bernabé–: Joyman, Bolsos Gómez, Regalos Ramírez, Calzados Barco, Comestibles Luis Santos, La Negrita o La Fama –cuando eran tiendas y no bares–... Y la Alpargatería Gil (Pujades) –donde se emplaza La Casa del Corcho–. El centenario local, en cualquier caso, ya tiene destino: el taller de arte Lanchares.

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'Portalillos', con la alpargatería-cordelería en el mismo número 15. CEDIDA

«Tengo arriba, en la entreplanta, una academia de pintura; y desde hace tiempo tenía claro que, si se desocupaba el bajo, ampliaría para abrir a pie de calle. Hay que hacer algo de reforma, pero la idea es albergar actividad ya en junio; igual no las clases, pero sí que algún curso de verano o exposición», adelanta Arancha, propietaria en parte del lugar.

Arancha Lanchares, que vive en el número 15 de la plaza del Mercado –incluso nació allí, rememora– no quiere que el local acabe convertido en bar. De ahí su apuesta, en la que baraja conservar el escaparate. «Los 'portalillos' eran el centro neurálgico del comercio de Logroño y los pueblos de alrededor, y claro que da pena la situación actual», lamenta.

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