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Metan en la misma coctelera las palabras Casco Antiguo, vivienda, turismo y bares y ya, sin agitar, se produce una efervescencia inusitada. Agiten el cóctel con las palabras, degradación, incomodidad, falta de seguridad, desregulación, desarraigo y así entenderán la quemazón que invadió ... a algunas de las personas que asistieron anoche a la interesante mesa redonda que abordó el asunto de los alquileres turísticos en la ciudad y de manera especial, en el Casco Antiguo , que es el territorio logroñés donde la concentración es mayor.
No se asusten. El brebaje se suavizó con la visión opuesta. A modo de antiácido se pronunciaron los propietarios de las viviendas de uso turístico. En su receta figuran ingredientes como la oportunidad, el negocio o la regeneración del entorno.
Según quien interpretara la partitura se iba escribiendo una línea melódica en los discursos que, o bien merecían reproches o aplausos. Nadie de las instituciones dio la cara. Nada nuevo cada vez que se habla del Casco Antiguo o se le debería decir Casco Histórico, que también hay que ser exquisito con la nomenclatura. ¿Creen que en lugar de viviendas de uso turístico habría que quitar 'lo' de viviendas y definirlo como 'alojamientos temporales'? La guerra del relato.
Más allá de la estética léxica en el debate se generó un problema de ética. A nadie le gusta que le poten en el portal una panda de borrachos de despedida de soltero. Solo faltaba. A nadie le gusta que por las molestias de los bares haya familias que hayan tenido que dejar sus residencias. Ningún comerciante quiere que le rompan las lunas de su negocio (y así 13 veces) y que por culpa de ruido, la degradación, inseguridad y del abandono también arrojen la toalla los negocios.
No es menos cierto que los modelos de vida cambian. Que usamos redes sociales, que miramos el saldo del banco desde el móvil, que compramos cosas por internet o vemos a la familia por Skype y que «todos somos turistas», según citó Yolanda Sáenz, una de las vecinas asistentes a la charla y que se quejó de la falta de cohesión social de los vecinos del entorno viejo de la ciudad. «Si somos menos no podremos hacer la presión suficiente ante las instituciones. Queremos hacer barrio, vecindad, estrechar lazos, recuperar negocios y servicios. En definitiva crear tejido social», resumió Yolanda.
Jesús González Menorca, en calidad de arquitecto municipal, censuró la falta de definición de las reglamentación y de la ambigüedad de algunos textos legales y acentuó la necesidad de unas «reglas de juego aún pendientes de definición».
Juan Nieto, propietario de un piso dedicado al alquiler turístico, se esforzó en hablar de las ventajas de este tipo de pisos, de cómo él y su piso son valorados por el cliente y de cómo, él, a su vez, valora al usuario. Además de la oportunidad de negocio habló de que este tipo de pisos sirven para regenerar espacios agonizantes o muertos. Encontró bastante apoyo entre los asistentes que también habían optado por este modelo de negocio o que simplemente la vida les había llevado por ese camino. Nieto quiso desdramatizar las imágenes de algunos programas de televisión impactantes. de las que, de momento Logroño no sufre, pero el debate ya ha hecho su reserva.
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