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Desde hace meses los ríos de La Rioja amanecen con árboles roídos y derribados, como talados por un ser invisible. Es el castor un roedor semiacuático, de actividad sobre todo nocturna, que en su tarea de doblegar los árboles desgasta sus dientes –que no le ... paran de crecer–, alimenta a sus crías con las hojas y ramas más altas y frescas, y construye diques que favorecen la creación de ecosistemas para otras especies. Aunque su actividad puede parecer aparatosa, no es una especie invasora, al contrario, está protegido, incluido –igual que el lobo– en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial.
«El castor aparece en La Rioja sobre 2010 y ahora mismo ya se ha extendido por todos los ríos, donde encuentra un ecosistema adecuado, sobre todo en las desembocaduras del Ebro, aunque también ha llegado hasta Soria», explica José Luis Rubio, director general de Biodiversidad del Gobierno de La Rioja. Al parecer, después de estar casi extinguido durante el siglo XX, una reintroducción ilegal en Aragón y Navarra propició la expansión del castor, cuya presencia es evidente en las riberas.
En la cuenca del Iregua, el Cidacos, el Tirón, el Leza y el Ebro el castor ha dejado pruebas de su presencia en casi todo su curso, pero sobre todo se le puede ver en el paso del primero de los ríos citados por Logroño. «Puede llegar hasta los 15 kilos, hace galerías y balsas derribando árboles para crear sus madrigueras. Podemos ver árboles roídos, como por leñadores», detalla José Luis Rubio, quien también señala que es un animal que pasta, más fácil de ver al amanecer y el atardecer.
Sí es cierto que el castor no distingue entre chopos o robles y árboles frutales, por lo que a veces puede ocasionar daños a propiedades privadas o infraestructuras. Sin ir más lejos, semanas atrás estos roedores derribaron un árbol en el parque del Iregua que cayó junto al puente ferroviario, sin afectar a la circulación. «En zonas de soto ocasionan daños, a veces a particulares, y es necesario proteger. En la nueva orden del sector forestal se contempla una partida para proteger los frutales», advierte el director general de Biodiversidad.
Para evitar los daños se han llegado a forrar los árboles con geotextil, pero no les produce rechazo, así que ahora se protegen los troncos con una malla metálica, más efectiva. «Donde nos encontramos verdaderos problemas intentamos capturar en vivo a los adultos fuera de cría con trampeo y los trasladamos a otras zonas con un hábitat más adecuado. En Alfaro hay partes del soto donde han hecho canales que condicionan el trazado del río», reconoce Rubio.
Pero no todo es malo, al contrario. La labor de los castores también lamina las aguas y las filtran, eliminando contaminantes. David Ijalba, presidente de la Asociación de Ambientólogos de La Rioja, explica que los castores roen las cortezas de varias especies de árboles, raramente coníferas, sobre todo en invierno, cuando la vegetación herbácea escasea. «No es peligroso para el ser humano, así que no se le debe molestar. Y si tienes la suerte de encontrarlo, terminará huyendo», advierte David Ijalba.
«Los castores están considerados especies clave en términos ecológicos, ya que son grandes ingenieros de los ecosistemas, debido a su capacidad para generar y modificar nichos ecológicos que facilitan la presencia de otras especies, promoviendo y restaurando la biodiversidad, trascendiendo incluso a nivel de paisaje», añade Ijalba.
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