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La ocupación ilegal de una casa de campo de la carretera de El Cortijo, donde cuatro personas entraron tras forzar la cerradura haciendo saltar todas las alarmas entre los vecinos de la zona, ha acabado con tres detenidos. Así, y según ha podido saber ... Diario LA RIOJA, la Policía Nacional detuvo primero a dos, y luego a uno de los otros dos restantes que ya el jueves abandonaron la vivienda voluntariamente, con lo que los dueños pudieron recuperar su propiedad ya ese mismo viernes.
La preocupación era notable después de que al menos cuatro jóvenes ocupasen una casa, en el primer tramo de la LR-441, el más cercano a la ciudad y en las inmediaciones de la ermita del Cristo, y, además, disparasen con una carabina –que se encontraba junto a distintos aperos de labranza en el interior– al vecino que atiende la huerta del inmueble en cuestión.
Así constaba en las denuncias formuladas ante la Jefatura Superior de La Rioja, tanto de la propiedad –el pasado domingo, ampliada el miércoles–, por la ocupación en sí; como del 'herido', por los perdigonazos recibidos aunque sin daño alguno –uno el lunes y hasta tres el miércoles–; tal y como adelantó este periódico.
Las detenciones, que han puesto fin a una semana de ocupación, han llevado aparejada una orden de alejamiento de los autores tanto de los propietarios de la vivienda como del vecino tiroteado. Así lo confirmaba ayer este último, quien ya el jueves daba cuenta de la marcha voluntaria de al menos dos de los cuatro ocupantes. «Me dijeron que se marchaban, y me pidieron perdón», cuenta tras pasar por el juzgado.
El mismo, que está ayudando a los dueños en todo lo que puede, presentó en comisaría un parte médico tras ser tiroteado. «Yo estaba apilando leña cuando, de repente, escuché un disparo y noté un impacto en la bota... solo vi el caño por la ventana. Llamé a la Policía, y me dijeron que era conveniente denunciar. Así lo hice, y ya el miércoles mientras hablaba con un vecino fueron tres los disparos, uno dio en una puerta, otro en una pierna y otro por el cuerpo, pero nada me atravesó pues esas armas no tienen fuerza».
La orden de alejamiento, así, llegaba tras pasar los detenidos a disposición judicial, dejándolos en libertad con cargos a la espera del proceso. La propiedad, a día de hoy, se encuentra poniendo en orden la vivienda y reforzando la seguridad de la misma. «No hay destrozos como tal, pero sí que todo está revuelto y con los muebles movidos y cambiados de sitio...», explica la propietaria. La misma que la semana pasada se mostraba impotente y sin llegar a comprender una situación como la que estaba sufriendo.
«Hemos denunciado, y ahora los tribunales deben decidir si es allanamiento, usurpación u ocupación, ¡pero lo que está claro es que es mi casa! Así está registrado en las escrituras de propiedad, allí he nacido; pero uno mientras se siente perdido... no sé si es rabia o tristeza», confesaba entonces a la espera de acontecimientos mientras hablaba con el seguro y contrataba un abogado –pues la casa está equipada con todo lo necesario para vivir porque, tras su herencia, ha ido siendo habilitada para ello (suministros incluidos)–.
Entre los ocupas, un grupo de hasta cuatro personas convenientemente identificadas según todas las fuentes, al menos algunos de ellos serían los mismo que hace tan sólo unos días fueron expulsadas de otra ocupación en Yagüe por la presión vecinal –y que también tenían antecedentes similares por otro caso en la plaza Martínez Flamarique–.
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