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Basura en pleno centro tras la madrugada del miércoles. JUAN MARÍN
El ocio nocturno vuelve a desvelar a zonas del centro
Ruidos y suciedad en el Casco Antiguo de Logroño

El ocio nocturno vuelve a desvelar a zonas del centro

Vecinos de la calle Sagasta y de avenida de Navarra dan la voz de alarma ante el incivismo y otros problemas que padecen cada noche de fiesta

Javier Campos

Logroño

Jueves, 13 de octubre 2022, 02:00

El problema no es nuevo, pero parece volver con fuerza una vez que el coronavirus va quedando atrás. Y las quejas, que van por zonas según modas aunque siempre en el centro de la ciudad, se acentúan tras la pandemia en dos escenarios conocidos del Casco Antiguo de Logroño: la calle Sagasta y la avenida de Navarra.

La presencia de locales de fiesta hace que cada fin de semana los actos incívicos y vandálicos se repitan en ambos entornos para desesperación vecinal, cuyas protestas hacen que el ocio nocturno haya regresado a la agenda municipal de la capital de La Rioja... o cuando menos a la ciudadana.

Ruidos, suciedad y, en los últimos tiempos, riñas y otros incidentes que requieren la intervención de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad han hecho dar la voz de alarma una vez recuperada la normalidad tras la emergencia sanitaria. El pasado domingo, de hecho, el vecindario denunciaba una refriega, iniciada en Portales y que acabó justo en el puente de Hierro, si bien ya se había disuelto cuando la Policía Nacional llegó al aviso –tal y como la propia Jefatura confirma–.

Juan Marín

El obligado parón por el coronavirus dio tregua a molestias y quejas que han vuelto a manifestarse recuperada la actividad

«Esta calle se ha vuelto una locura y es algo que el resto de Logroño debe saber, que se enteren de la inseguridad que vivimos aquí por las noches», advierten. Y es que, en la práctica, la calle Sagasta, cerrada al tráfico los días de mayor afluencia, es de nuevo un espacio de esparcimiento casi prolongación de los locales hosteleros en horario nocturno.

El obligado parón provocado por la COVID-19 dio una tregua al problema –que con las restricciones se desplazó al parque del Ebro de la mano del botellón–, pero una vez retomada la actividad las molestias han vuelto a manifestarse. Otra vez. «Como antes, si es que alguna vez se habían ido», denuncian quienes sufren el listado de actos incívicos «de siempre». La convivencia entre vecinos y ocio irresponsable se antoja, de nuevo, difícil.

Juan Marín

«Los fines de semana esto queda peor que una cuadra... no sé cómo podemos permitir semejante guarrada», confirman desde las pocas tiendas que se mantienen. «Y llamas a la Policía Local y, visto lo visto, no vienen», aseveran algunos vecinos, que dejan constancia de que en la calle las viviendas de toda la vida van dejando paso a pisos y apartamentos de uso turístico.

Orines, vomitonas, gritos, peleas... el listado de actos vandálicos que denuncia el vecindario es «el de siempre»

«Hay jueves peores que los viernes y los sábados», ratifican a este periódico desde los servicios de limpieza, especialmente en el tramo que va desde Portales al Ebro. Los orines y vomitonas se van a base de manguera, y la maquinaria da buena cuenta del resto de desechos, aunque la presencia de pintadas aquí y allá hablan de lo castigada que está la zona en cuestión.

«Yo ya estoy acostumbrado, que es lo peor que puede estar una persona; acostumbrado es cuando uno pasa los límites del hartazgo, la indignación y la amargura. Nos sentimos abandonados a nuestra suerte en pleno centro», apuntan desde un local de alimentación, en el acceso a la plaza del Mercado, cuyo propietario, que vive justo arriba, no puede sacar el coche del garaje los domingos hasta que limpian para no dañar las ruedas de los cristales que hay.

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La concienciación sobre los ruidos y problemas que las actividades nocturnas provocan a los vecinos de las zonas de 'marcha' se continúa antojando fundamental, pero nadie parece tener claro cómo se crea. «De entrada, es una cuestión de educación; pero llegados a este punto las autoridades deben intervenir», plantea quien se cuestiona si cambiará la cosa cuando el antiguo casino se convierta en hotel de lujo –al menos esa es la intención de los dueños–.

«El derecho a divertirse de unos no puede ir en detrimento del derecho al descanso de otros», explican en ese mismo sentido desde la avenida de Navarra, donde señalan pivotes de plástico del recién construido paso elevado tumbados precisamente en horario de noche y día de fiesta, y se preguntan qué pasará cuando se recupere la vecina Villanueva. Y es que la citada vía se sitúa de nuevo entre los lugares de moda cada fin de semana. Y ello se nota... «para mal», según lamentan.

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