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Viga a viga, el tablero del nuevo paso sobre el ferrocarril ha completado una nueva fase a la espera de su hormigonado, previsto para la ... semana que viene. El cierre del cajón, más que un puente como tal, supone una vuelta más al nudo, que sigue completándose y deja intuir la que será la nueva calle, concretamente el tramo pendiente que dará continuidad a Vara de Rey.
Así, si el 10 de mayo fueron colocadas 20 de las 46 vigas totales, el pasado jueves se añadieron 21 más, quedando las 5 restantes, las de los extremos, a fin de facilitar las labores de mallado del conjunto, para el viernes. Una operación que culminó según lo previsto de cara a proceder a su hormigonado ya la próxima semana, concretamente el jueves que viene.
Y todo ello tras días en los que se ha aprovechado para situar los bordillos de las futuras aceras, en torno a la sede de Diario LA RIOJA, por un lado; y del edificio Patricia y la futura zona verde que completará el espacio resultante entre la nueva calle Miguel Delibes y la actual plaza de México, por el otro. La remodelada confluencia, ahora sí, entra en su fase final y definitiva... si bien aún restan unas quincenas que se antojan trascendentales y en las que se podrá ir viendo una mayor evolución.
Durante estas dos últimas semanas ha vuelto a haber grúa, aunque no tan grande como la utilizada para el desmontaje de la antigua infraestructura, y se ha avanzado en la prolongación de Vara de Rey en sentido norte-sur, cerrado desde hace ahora un año a fin de culminar la reurbanización de la intersección.
«Lo proyectado incluía una doble fase en lo que a salvar la trinchera ferroviaria se refiere: por un lado, el desmontaje del viejo paso; y por otro, el montaje del nuevo configurando una estructura en cajón cerrada similar a la del tramo soterrado existente hasta la estación», recuerdan técnicos de la UTE formada por Prosercons, Asbeca y Copha, del grupo MLN (Mariano López Navarro).
Colocadas las vigas, tal y como ya explicó este periódico, es momento para el sellado de las juntas del tablero, la canalización de los nuevos servicios, y la coronación de la losa final para el hormigonado. En ello se está, de hecho. Y es que el tablero, según las mismas explicaciones, será –y se comportará– como una pieza única cuando se concluya el sellado, la armadura y todo el conjunto sea cubierto de hormigón. Solo posteriormente, y tras la prueba de carga, se procederá al asfaltado.
Antes, en cualquier caso y según se precisa, se embaldosarán los itinerarios peatonales, además de completarlos en cada una de las cuatro esquinas que conforman el singular espacio –donde los diferentes niveles requieren una solución individualizada para cada uno de los accesos a los diferentes edificios del entorno–. Al final de todo el proceso, será el momento para la ejecución de los acabados; y de las obras complementarias (barandillas, pretiles, señalización...).
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