La glorieta de la fuente de Murrieta, en obras para convertirla en turborrotonda holandesa. Justo Rodríguez
Glorietas tras las obras de Logroño

El ocaso de la rotonda clásica

A punto de sumar turborrotonda holandesa en Murrieta, la capital ya tiene otros modelos más allá de la glorieta habitual

Domingo, 22 de enero 2023, 01:00

Las obras han llegado a la fuente de Murrieta y estamos a punto de incorporar al plano de la ciudad, al de su movilidad, una turborrotonda holandesa. La glorieta clásica parece en vías de extinción, lo cual no quiere decir que aún no vaya a ... haber algún que otro ejemplar que sumar. De hecho, habrá en la calle Belchite, en el entorno del soterramiento, o al lado de la estación de autobuses entre Colón y Miguel Delibes cuando estos ruedos dejen de ser provisionales y señalizados por pivotes. Ya existían como glorietas así, una vallada y otra media rotonda ahora redondeada del todo, antes de que la ciudad se alineara con los nuevos modos en materia de movilidad.

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Provisional, media rotonda, minirrotonda, holandesa... Ya no hay glorieta sin su prefijo o sin su adjetivo. Todo cuando aún de vez en cuando las autoridades del ramo tienen que recordar como se usa una rotonda normal porque no hay forma ni manera de que buena parte de quienes la transitan se sujeten a las normas y vayan por donde deben.

Las provisionales las hemos gozado mucho tiempo. Rodeadas de barreras New Jersey –esos bloques blancos y rojos que se colocan en las obras– ha habido alguna que ha sido provisional años y años. Recuerden una en Lobete hacia Piqueras. La actual de Belchite, aún rodeada, también va sumando en su calendario.

La última incorporación al panorama de rotondas es la de Samalar con General Urrutia para dar continuidad al eje ciclista

La primera rotonda holandesa, con prioridad para bicicletas a través de un carril perimetral, tiene ya año y medio

La primera rotonda holandesa la estrenamos en junio del año 2021, en el entorno de Lobete, a cuenta del primer tramo del eje ciclista este oeste desde Los Lirios hasta El Espolón. Con prioridad para bicicletas mediante un carril perimetral y segregado, llegó no sin polémica, como cada vez que se trata de cambiar un hábito arraigado.

La rotonda holandesa de Lobete. Justo Rodríguez

Hace poco más de un año llegó la minirrotonda de Cascajos, entre Hermanos Hircio y Poeta Prudencio. Mini de minúscula o micro de microscópica. Apenas un botón en el suelo sobre el que algunos vehículos más grandes han de pasar por encima si el giro es algo más pronunciado. El cruce anterior también tenía lo suyo, así que se defendió que de esta forma se ganaba en seguridad.

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Minirrotonda de Cascajos. Justo Rodríguez

Y la última incorporación a ese redondo panorama de rotondas para todos los gustos ha llegado hace nada a la glorieta de la calle Samalar con General Urrutia, donde si bien no se segrega un carril bici en torno al círculo central como en la de Lobete, el carril bici encuentra continuidad en su ir y venir del centro a El Cubo y viceversa con su espacio específico.

La rotonda de Samalar con General Urrutia. Justo Rodríguez

La próxima, también al calor del eje ciclista este-oeste en obras, será la turborrotonda holandesa de la Fuente de Murrieta o plaza de la Diversidad que, por ser la más céntrica de todas las que han sido objeto de intervención, será también la que suscite más opiniones. Tiempo al tiempo.

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¿En qué consiste? Es una glorieta en la que los flujos de tráfico quedan completamente encauzados, es decir, bien dibujados en el suelo y, además, con modificaciones en alguno de los recorridos actuales –la calle Norte deja de ser de doble sentido y se saldrá de la misma por Comandancia–. A la vez, por eso de lo holandés, cuenta con un anillo exterior ciclista. Además, todos los pasos de peatones que bordean este espacio estarán elevados. A ver qué tal.

Tras esta intervención en la glorieta de la fuente, vendrá el tramo que le queda a Murrieta, el que va desde la fuente a Gran Vía, al estilo del resto de la calle, ya remodelada. Y también se completará el eje ciclista por la zona de la avenida de Portugal.

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Diez hectáreas de rotondas

La capital cuenta con al menos 10 hectáreas de suelo dedicado a una treintena de rotondas, según los cálculos del colectivo Logroño Andando. Diez campos de fútbol, casi medio Casco Antiguo, que en total suma 22,4 hectáreas, señala la entidad, dedicada a la promoción de la movilidad sostenible, en un cálculo que hizo público a través de sus redes sociales y en el que se mostró partidaria de este tipo de infraestructuras para lograr fluidez en la circulación y menos accidentalidad, siempre y cuando se construyan con las dimensiones adecuadas.

Si son más grandes de la cuenta –la de Portillejo con Club Deportivo, conocida por la Ñ de jardinería que luce, es de las mayores de la ciudad–, los trayectos a pie se ven afectados, apunta Logroño Andando, para destacar que algunas, como las construidas entre la circunvalación y Gustavo Adolfo Bécquer, ni siquiera contemplan la posibilidad del paso peatonal.

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Otra de las grandes, probablemente la mayor, la de la circunvalación que permite el acceso a la autopista por un lado y a la ciudad a través de Chile por el otro, acostumbra a liderar el ranking que la Policía Local realiza cada año en su memoria de actividad en lo que a accidentes se refiere. La LO-20, en sus distintos tramos a su paso por la ciudad, suele ocupar las primeras posiciones. La velocidad, entre otros factores que puedan intervenir, es lo que tiene.

Las nuevas incorporaciones en materia de rotondas añaden, a la circulación de los vehículos, la de otras formas de movilidad y, entre una cosa y otra, baja la velocidad.

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