Una obra de altura para arreglar un canalón de La Redonda

Los andamios se han convertido en la nueva carta de presentación del templo, ocultando la magnífica fachada obra de Juan Bautista Arbaiza. Más de 30 metros de altura de hierros y redes para poder afrontar con éxito unas obras cuyo fin es subsanar «las humedades que afectan al encuentro entre el imafronte de la fachada principal y la torre norte, que tenían su origen en una deficiente evacuación del agua de lluvia que se recoge en el canalón», según destaca la diocéseis en un comunicado de prensa.

«Con esta intervención se pretende detener la acelerada degradación de la piedra y resolver la correcta impermeabilización y evacuación del agua procedente de las cubiertas, mejorando la impermeabilidad de las cornisas y de la parte superior del imafronte con planchas de plomo», inciden los responsables de la concatedra. Además, la piedra arenisca se revocará para evitar que el desgaste continuo siga taponando las conducciones de desagüe. Pequeños 'apaños' a gran altura y que tendrán un coste inferior a los 30.000 euros.

Pero no serán los únicos ni los últimos retoques estéticos a la seña de identidad de Logroño. Después de instalar el pináculo en la fachada norte y de reparar la cúpula del deambulatorio, ahora la diócesis de Calahorra-La Calzada-Logroño pone sobre la mesa un informe que servirá «para acometer en los próximos años una restauración integral de los elementos de piedra de las tres fachadas y de las dos torres, que permita ralentizar de manera importante el proceso de degradación de la piedra y prolongar su vida».