«Nunca había visto tanta verdad como dentro de una cárcel»

-¿De qué manera surgió la oportunidad de ofrecer la charla en Zuera?

-Conozco a una de las psicólogas del centro y, hablando de nuestros respectivos trabajos, dejó caer la posibilidad de que pudiera disertar allí dentro con los reclusos sobre crecimiento y superación personal. Lo asumí como un reto, porque es algo que hago cotidianamente desde hace años ante empresarios, deportistas o actores pero nunca con este tipo de público.

-¿Cómo resultó el encuentro?

-Fue la experiencia más impactante de mi vida. No sólo a nivel profesional, sino también en lo personal. Desde que se cerró la cita no hacía más que dar vueltas a de qué forma llegar a los internos con respeto y sin juzgarles, cómo buscar ejemplos que no les hirieran, cuál podría ser la mejor fórmula para incentivar a quién está cumpliendo una condena dentro de una cárcel... Fueron dos horas con preguntas cargadas de tensión y momentos absolutamente brillantes.

-¿Y qué es lo que se pregunta un recluso?

-Cómo pueden cumplir los objetivos vitales que se les indica si carecen de libertad, por qué están sometidos al sistema, cuál es su futuro... Nunca había visto tanta verdad como dentro de una cárcel y mi impresión es que todos ellos tienen hambre de luz, de conocerse a sí mismos.

-¿Podrán también aplicar las pautas que les ofreció?

-Uno de los momentos más emocionantes de la charla llegó al final. Uno de los asistentes que procedía de los módulos conflictivos se acercó y me abrazó con fuerza. Sólo dijo una palabra: gracias. No sé si he podido alentar su motivación, pero desde luego ellos son capaces de motivar a cualquiera.