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Aamir Hussein y los suyos están a punto de conseguirlo. Su comunidad, una de las ocho que aglutinan a los logroñeses musulmanes censados en la capital de La Rioja, vive con expectación estos días los trámites para disponer, por fin, de un nuevo lugar para el rezo y la lectura del Corán. Gulzar E Madina, que así se llama, ya ha solicitado la correspondiente licencia conjunta –ambiental y de obras– para habilitar una mezquita en los bajos del número 51 de María Teresa Gil de Gárate.
Más espacio y, sobre todo, más comodidad para las 30 familias pakistanís que la integran y que esperan así poner fin a lo que supone hacerlo hasta ahora en un piso, con las limitaciones para su actividad que ello supone.
«El local se pretende adecuar para ser usado como mezquita, además del uso religioso se dispone de una oficina de trabajo para la asociación», puede leerse en el proyecto de obra y actividad a exposición pública en el Ayuntamiento de Logroño. Y todo ello después de años en una entreplanta de la avenida de España, con fieles residentes entre la actual estación de autobuses y el final de la calle Pérez Galdós.
Así lo explica el propio Aamir en declaraciones a Diario LA RIOJA, confiado en que con el cambio finalizarán los inconvenientes de un sitio de culto en un bloque de viviendas.
«Hemos estado viendo en la zona diferentes locales, hasta que apareció éste, un antiguo taller sin uso, y hemos podido comprarlo y empezar a preparar las obras... Hemos reunido el dinero poco a poco, con aportaciones de los miembros de la comunidad, y esperamos contar con estos 150 metros cuadrados lo antes posible», pone de manifiesto Hussein, quien vive en Logroño «plenamente integrado» desde hace casi 15 años.
La idea de Gulzar E Madina es, en cualquier caso, mantener el piso de avenida de España, aunque reservado únicamente a la actividad de las mujeres, con lo que serían los hombres los que se trasladarían al nuevo local, «para seguir la palabra del profeta Mahoma» como vienen haciendo «sin problemas» desde su llegada a La Rioja.
Pese a todo, aún falta para que ello sea posible. El local se encuentra diáfano a excepción de cuatro tabiques y una escalera, y ahora se tienen que llevar a cabo las adecuaciones necesarias para el desarrollo de lo que vendrá a ser una pequeña mezquita (al tratarse de un lugar de culto habrá un imán oficiando la oración y un miembro de la asociación trabajando en la oficina).
Gulzar E Madina es una de las ocho comunidades islámicas presentes en Logroño, si bien de las más modestas. El resto ya disponen de centros, no necesariamente considerados mezquitas, en las calles Villegas, Manzanera, Padre Marín, Beatos Mena y Navarrete, Beratúa, Somosierra y San Prudencio –cercanas entre sí en varios casos–.
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