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JORGE ALACID
Jueves, 30 de agosto 2018, 23:30
Como decíamos ayer... Como decíamos ayer, el viejo café La Granja de Logroño cerró sus puertas en diciembre buscando una resurrección que mantuviera en el centro de la ciudad un bar tan emblemático para el corazón de los logroñeses, alojado en la castiza calle Sagasta. Pero pasaban los meses, no terminaba de materializarse alguno de los contactos de la propiedad con potenciales promotores (luego de que abandonaran ese espacio los responsables de su anterior encarnación como Copas Rotas) y... Y nada. No pasaba nada. Hasta ahora. Milagro. Renace La Granja. Con una nueva denominación (Morgana) y bajo una doble vertiente: será bar, por supuesto, pero también tienda de ropa.
Los nuevos inquilinos llegan en efecto desde el Morgana de la calle Vitoria (recientemente traspasado y reabierto luego con otro nombre) y se proponen dotar al venerable establecimiento, que abrió sus puertas en septiembre de 1924 como La Granja de Oriente, de una orientación renovada. Un bar que empiece a funcionar con los desayunos matinales y acabe sirviendo copas cuando anochezca: como otros locales de su estirpe que también colonizan el Logroño de siempre (el cercano Ibiza, por ejemplo), el nuevo La Granja aspira como la propia hada Morgana a hacer magia. Es decir, a atrapar al parroquiano casi las 24 horas del día. Ayudado además por esa singular oferta comercial: aprovechando la planta superior del local, largo tiempo sin uso, como tienda de ropa, gracias al acceso que garantiza su señorial escalinata.
Y como ocurrió con aquel café La Granja cuando inauguró sus instalaciones en un mes de septiembre, el Morgana pretende también abrir sus puertas en vísperas mateas, aprovechando el benéfico influjo que para la máquina registradora de todo bar logroñés se intuye por fiestas. De momento, las obras no han comenzado, aunque sus promotores aseguran que llegarán a tiempo de abrir antes del cohete y ofrecer un renovado aspecto, como se aprecia en la imagen que ilustra estas líneas. «Llevo pensando en algo así hace muchos años», reconoce José Ángel Carbonera, el impulsor del nuevo proyecto.
Carbonera, un rinconero que lleva largo tiempo en el mundo de la hostelería («He trabajado en Barcelona, Ibiza, Mallorca y en el Chicote de Madrid», subraya), explica que «desde que cerró el Copas Rotas pensé que era el sitio ideal para lo que quiero poner en marcha». Alude a esa doble condición de bar y tienda de ropa «algo que no he visto en toda España, un modelo hostelero diferente». «Seremos pioneros en Logroño», añade. Un propósito que va cumpliendo etapas: permiso para las obras que están a punto de comenzar, contratación de camareros y puesta de largo del nuevo local antes del día 15 de septiembre. «Es el sueño de mi vida», concluye Carbonera.
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