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«Es justo que haya un recuerdo perenne del daño tan terrible que se hizo». Cargado de emoción y agradecimiento, José Luis Hernández, único superviviente del atentado de Ollerías, tiene claro que mientras se recuerda a las víctimas estas no desaparecen, por ello cree ... que la placa anunciada por el Ayuntamiento en recuerdo de la masacre, en 1980, en la que murieron sus tres amigos (Carlos Fernández, Joaquín Martínez y Miguel Ángel San Martín, este le salvó la vida al cubrirle con su cuerpo) no sólo saldará una deuda, sino que será la forma de que estos hechos no caigan en el olvido. A punto de cumplir los 80, agradece el homenaje, aunque «su felicidad absoluta» sería el fin de la violencia y lamenta que «no hay día que no se produzca una barbarie».
Lo que hoy es una calle tranquila, con vecinos que apenas recuerdan lo que allí ocurrió, fue en realidad el escenario de la desolación: «Me vienen imágenes de cristales y puertas reventadas». José Luis es un hombre entero pero el atentado le cambió la vida. «Lo único que quería era estar solo. Vivía en Vara de Rey, pero nos fuimos a Yagüe». «Iban a por la Policía, uno de mis amigos había ascendido el día anterior a inspector... pero hubieran ido en ese momento a por ti o cualquiera que hubiera pasado en ese momento». Gracias a Dios la noche era terriblemente fría, de lo contrario hubiera estado llena de gente tomado vinos...».
Eran las diez menos cuarto de la noche de un jueves frío y lluvioso cuandola vida de José Luis cambió abruptamente... «El coche estaba aparcado ahí justo... mientras, ellos vigilaban a distancia (señala con el dedo 'Perfumería Muro'». El grupo hacía la ronda habitual de vinos, él acababa de unirse. «Es como si lo estuviera volviendo a vivir, no he olvidado ningún detalle», afirma en su vuelta a Ollerías para este reportaje, en el que asegura que el recuerdo le ha acompañado cada día de su existencia y, aunque el impacto emocional va con él siempre, dice haber vivido siempre sin miedo, «tampoco a la muerte». «Desperté en el San Millán y desde entonces no le he temido nunca a nada», afirma. Durante todos estos años ha intentado curarse viajando y también estudiando. «He sido funcionario de prisiones y en los ratos que podía cursé magisterio, un máster y estudios de Derecho».
Hasta la fecha él no ha hablado personalmente con el Ayuntamiento, todo está discurriendo a través de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, «yo solo me he dejado llevar...». Todavía no se ha señalado dónde ni cuándo se colocará la placa conmemorativa, pero todo hace pensar que será justo donde tuvo lugar la deflagración aquel 27 de noviembre de 1980, unos metros más allá del actual 'Los Rotos de San Juan', cuyo propietario da la bienvenida a este mercido homenaje.
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