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El Mercado de Murrieta, fundado en 1973, acelera estos días su desalojo definitivo, aunque no será hasta mayo cuando se eche la última persiana. La pollería, la pescadería y una de las tres carnicerías abiertas hasta la fecha ya tienen todo preparado para abandonarlo ... los próximos días. Los otros dos puestos que aún siguen manteniendo actividad seguirán en solitario hasta mayo. Son las carnicerías regentadas por el matrimonio formado por Felipe y Begoña.
Aguantarán hasta que él cumpla los 65 años y se les abra las puertas de la jubilación, tal y como comentaban ayer mientras despachaban a su clientela de toda la vida, pese a lamentar que «las grandes superficies nos han machacado, aquí especialmente nos han rodeado».
Felipe fue de los primeros en llegar, «con 24 años, recién llegado de la mili, donde aprendí el oficio», y será el último en irse. «He conocido a todos los que han pasado por aquí, fue un mercado muy solicitado, había peleas por regentar un puesto... nos llevábamos muy bien, pero, ojo, éramos muy competitivos, buenos en lo nuestro».
Carnicería Rosita Felipe
El de Murrieta fue un mercado de referencia, pero que como otros muchos mercados tradicionales de la ciudad no ha podido hacer frente a los nuevos cambios de consumo. Y así, como un goteo, los comerciantes han ido abandonando, hasta quedar un local 'fantasma', prácticamente vacío, con restos de embalajes y letreros promocionales que recuerdan tiempos mejores. En octubre se fue la última frutería (reubicada en Valcuerna) y un mes antes Francisco y Javier cerraban definitivamente el Bar César.
Pollería Resti | Luis Ángel
Una decisión que llegó por el cambio de condiciones del arrendamiento y tras un fallo judicial que concluía que un alquiler por tiempo indefinido, como el que mantenían la mayor parte de los comerciantes, no puede ser perpetuo. La sentencia afectó a la mayor parte de los comerciantes arrendados, con contratos de los años 80, que tuvieron que replantearse de un día para otro su futuro.
Entre ellos, José Ángel, de 53 años de edad, y Mercedes, propietaria de la Pollería Resti, ahora a punto de cerrar para abrir un nuevo negocio en Galdós, 61. «Llevábamos 28 años. Ahora es como empezar de cero y con el reto de tener que darnos a conocer otra vez... Quisimos salvar el mercado, pero no ha podido ser», lamentaban ayer.
El Mercado de Murrieta tiene acceso desde la calle del mismo nombre y por Superunda, la más próxima a Carnicería Neldi. Su titular, Goyo, también se va y en su caso su marcha también coincide con la jubilación. Lleva 38 años al frente de su puesto que, como los demás, conoció años dorados, cuando el mercado más allá del charcutero, el carnicero y el pescatero, también acogía tiendas de telas, una mercería... e incluso el sótano del local se aprovechaba para dar cabida a todos los comerciantes que «se postulaban» para abrir aquí su negocio.
Eran otros tiempos. Con el cierre de los puestos actuales la ciudad pierde parte de su esencia. Un final que llega sin saber si nuevos negocios tomarán el relevo de los puestos abandonados.
Con su situación, junto al Palacio de Justicia, se creyó que era una buena ocasión para recuperar este espacio para otras actividades más pujantes, sin embargo nada ha trascendido, ni siquiera los actuales inquilinos saben qué ocurrirá. De momento no se conocen las intenciones de la propiedad, parca en explicaciones. A preguntas de ese diario a la comunidad de bienes, un portavoz se limitó a afirmar que no hay nada decidido, sin querer entrar en más consideraciones.
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