En lo que llevamos de año la Policía Local de Logroño ha tramitado 25 denuncias a propietarios de perros potencialmente peligrosos, 8 de ellas por llevarlos sin correa y 14 sin bozal. Detrás de estas cifras se esconden episodios de ataques a personas (como a ... una atleta el pasado diciembre en el parque del Ebro...) o a otros perros. Un reciente ejemplo tuvo lugar el 28 de octubre, cuando un pitbull atacó a otro can más pequeño en las inmediaciones de La Estrella, un suceso en el que tuvo que intervenir la Guardia Civil.
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Según la denuncia presentada por los propietarios, el animal, que estaba suelto y sin correa, se lanzó contra su mascota provocándole daños importantes, que por poco le causan la muerte. El ataque «le destrozó por dentro, le afectó a las patas y desde entonces no para de llorar», señala su dueña que, pese al tiempo transcurrido, no consigue tampoco sobreponerse anímicamente a lo sucedido. Este «feroz ataque» terminó cuando un ciclista que pasaba por la zona tomó la determinación de lanzar su bicicleta sobre el animal para espantarlo, algo que consiguió.
Los hechos ocurrieron poco después del mediodía en la conocida vía romana de Alberite. Acababan de llegar y reemprendían el camino de regreso a Logroño cuando ocurrió el percance, a una hora en la que había muchas familias paseando y con niños pequeños. «Fueron quince minutos eternos..., salió de un lateral, se le acercó y pensamos que venía a olerlo, pero enseguida lo enganchó. No quería soltarlo a pesar del esfuerzo de mi marido que en ningún momento le llegó a soltar», relata todavía conmocionada la propietaria del can, que acabó con un intenso sangrado del que quedó un rastro en el camino.
«Mi primera reacción fue tirarle piedras en la cabeza, luego me di cuenta del error, también pedí ayuda a la gente para que no matara a mi perro, pero claro, nadie se atrevía... Finalmente, apareció el ciclista y la Guardia Civil, uno de los agentes logró tranquilizarlo», relata. El perro atacante terminó sacrificado y su dueño, según la actual ordenanza, deberá hacer frente a la máxima multa, de hasta 901 euros. «Fue localizado y se interesó por el estado de nuestro perro, su explicación fue que alguien entró en la casa y dejó la puerta abierta. Yo sólo sé que apareció en pleno paseo, que iba suelto, sin bozal y que le podía haber pasado a cualquiera», remarca.
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