El rosa y el verde son dos colores que no siempre combinan bien, pero ayer armonizaron por completo. El rosa es, desde hace años, el color que simboliza la lucha contra el cáncer (especialmente de mama) y por ello, el elegido como color corporativo de ... la Carrera de la Mujer. Por su parte, la tradición también vincula el verde a la esperanza. Las camisetas de las once mil mujeres que ayer recorrieron las principales calles de la capital riojana combinaron los dos tonos y lanzaron así un mensaje de optimismo en la lucha contra una enfermedad que cada vez afecta a más personas, pero que a su vez encuentra mayores tasas de supervivencia.
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Así, la denominada 'marea rosa' que recorrió la ciudad iba dejando a su paso un grito de esperanza. Esa que, envuelta en alegría y jolgorio, se respiraba casi en cada rincón de la ciudad donde las mujeres habían fijado un punto de encuentro para ir a la carrera. Un cafecito como primera toma de contacto y reunir al grupo.
Después, a la línea de salida. El punto de inicio de la prueba estaba delante del antiguo Banco de España, pero desde que por la megafonía –previa cuenta atrás– se dio la salida hasta que las últimas comenzaban su recorrido pasaron diez minutos. Porque la 'masa' de participantes superaba en el momento de la espera el cruce de Vara de Rey con Muro de la Mata, y de adentraba incluso en el de Cervantes. En cualquier caso, salir antes o después daba lo mismo.
Solo para un puñado de participantes la Carrera de la Mujer lo fue literalmente. Para la mayoría simplemente fue una marcha o paseo en compañía de la parte femenina de la familia o de un grupo de amigas.
Entre las que 'disputaron' la carrera, Laura León fue la más rápida. Poco más de 15 minutos necesitó para cubrir los 5 kilómetros del recorrido. Cuando algunas compañeras apenas comenzaban su andadura por la Gran Vía, ella (como Raquel Mínguez y Fabiola Díaz de Cerio, por ejemplo, que fueron quienes le acompañaron en el 'podio'), ellas ya enfilaban Portales y Muro de Cervantes para acabar su carrera. El resto seguía con su paseo o marcha.
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Justo Rodríguez
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Eso sí, una marcha con un carácter muy especial simbolizaba un grito silencioso dirigido a todas la personas que en estos momentos sufren la enfermedad en su cuerpo o en su entorno. Había que decirles que no están solas, que hay muchas personas que les acompañan y que han puesto su granito de arena (en forma de cuota de inscripción a la prueba) para que haya herramientas para combatir al cáncer. Y la mejor de todas ellas es la investigación.
Desde el Cibir y la Universidad de La Rioja, nueve investigadores (que en un futuro inmediato serán diez, porque ya se prepara una nueva ayuda) que están becados merced al dinero que anualmente se recauda con la Carrera de la Mujer y por la Investigación.
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Aunque en la Carrera solo se admiten mujeres –y las había desde las que van en carrito porque todavía ni siquiera andan, hasta veteranas de 90 años como la que subió al escenario para recoger su distinción, al final de la jornada– los trabajadores becados investigan todo tipo de cáncer sin ninguna distinción de sexo, edad o condición. En cualquier caso, y como verbalizó el alcalde de Logroño ante una plaza del Ayuntamiento teñida de rosa: «Hoy no solo han participado 11.000 mujeres, sino que detrás de vosotras estábamos los más de 150.000 logroñeses y todos los riojanos, seamos hombres o mujeres».
Cruzar la meta no supuso el fin de la jornada lúdico-reivindicativa. Desde hace tiempo, la Carrera de la Mujer se ha convertido en una celebración festiva para las mujeres. Si habían comenzado con el desayuno en bares y cafeterías, lo continuaron, primero con una sesión de zumba y baile dirigida por monitores del gimnasio Altafit, después aplaudiendo a los merecedores de los premios y distinciones, entre los que estaba Miguel Ferrer. El atleta riojano ha corrido los 'Six Majors' o lo que es lo mismo, los seis mejores maratones del mundo con el fin de recaudar donativos para la delegación en La Rioja de la Asociación Española de la Lucha contra el Cáncer.
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Y el punto final llegó de nuevo extendiendo la fiesta a la hostelería logroñesa con unos vermús y comidas muy 'rosas'.
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