Una marea de fieles arropa a la Flagelación

La sensación será la misma durante toda la semana. Comenzó con la salida de la Borriquita el domingo, continuó con Jesús Cautivo y ayer el Rosario del Dolor y el vía crucis de la Flagelación tomaron el testigo de esos sentimientos generados por la pausa y la espera, por dos años sin procesionar. Y no es solo cosa de los cofrades.

La cofradía de la Flagelación arrancaba una de esas procesiones que marcan, con su característica salida al límite del portón, sus potentes vientos y tambores, o su novedosa carga a molía, algo diferente al costal aunque también con los cofrades bajo la talla. Renovación en un paso que mantiene esa expresividad primigenia del momento de la flagelación, en el que Jesús comparte el protagonismo con quien castiga y con quien reclama piedad. Sentidos homenajes y esos claveles que le abrieron el paso una vez más.

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