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La revalorizada urbanización Moncalvillo Green del campo de golf de Sojuela, con vistas a todo el Bajo Iregua y el área metropolutana de Logroño. Miguel Herreros
Un lugar donde vivir, no solo donde dormir

Un lugar donde vivir, no solo donde dormir

El área metropolitana de Logroño crece en población y reactiva la venta en urbanizaciones con zonas verdes como Moncalvillo Green de Sojuela

Diego Marín A.

Logroño

Domingo, 14 de febrero 2021, 12:39

Durante el pasado 2020 se vendieron más casas en la urbanización de Moncalvillo Green, en el campo de golf de Sojuela, que en los cinco años anteriores. Lardero, que contabilizaba 10.813 censados a 1 de enero de 2020, suma actualmente 11.401. Villamediana, que tenía 8.359, ahora cuenta con 8.662. Y Agoncillo ha pasado de 1.096 a 1.165. Lo que ha sucedido para este pequeño éxodo de la ciudad a los pueblos es una pandemia y el traslado de los pequeños pisos de la capital a las viviendas con amplias terrazas o jardines del área metropolitana. No queremos volver a sentirnos encerrados en nuestras propias casas.

En Lardero, la concejala de Urbanismo y Obras, Maite González, reconoce que en el municipio se ha experimentado «un aumento en la solicitud de licencias para nueva construcción o reforma que corresponden a viviendas con espacios privados al aire libre». «Lardero es un municipio cuya geografía, urbanismo y planeamiento municipal han favorecido la construcción de viviendas unifamiliares aisladas y adosadas con espacios al aire libre propios, además de grandes zonas verdes comunes, lo que ha permitido que haya llegado a ser uno de los que mayor calidad de vida tienen en España, más aún en estos días de confinamiento en que están tan en auge las viviendas con espacios abiertos al aire libre», explica Maite González, quien añade que «cuando se desea adquirir un chalé en Logroño automáticamente se piensa en Lardero».

Amplios espacios en la urbanización de Sojuela. Miguel Herreros

En la Concejalía de Urbanismo del Ayuntamiento de Lardero confirman haber notado un incremento de solicitudes de licencias para nueva construcción de viviendas unifamiliares y casetas de aperos en suelo rústico. De hecho, ahora mismo, en Villa Patro, hay en construcción dos promociones de unifamiliares.

La alcaldesa de Agoncillo, Encarna Fuertes, admite que ha notado «la vuelta a los orígenes de descendientes ya sea a las casas familiares o segundas residencias por miedo a quedarse encerrados en pisos». Eso se ha notado en el censo, que ha aumentado casi un 6% solo en un año, aunque, eso sí, «la venta de vivienda no se ha incrementado».

Abelardo Monforte, de la consultoría y comercializadora Gesta Desarrollos, ejemplifica el creciente interés por viviendas con balcones, terrazas y jardines con el resurgir de Moncalvillo Green: «En planta baja, con jardín, ya prácticamente no queda nada. Claro que las condiciones ayudan, son pisos de más de 100 metros cuadrados desde 60.000 euros, pero hace un año y medio estaban y no se vendían».

Lo que quiere el comprador ahora no es un amplio salón, lo que importa está al aire libre. «El otro día enseñamos un apartamento en la calle Vitoria de Logroño y la pega de la posible compradora era que no tenía balcón», advierte Abelardo Monforte. Y es que, plantea este agente inmobiliario, mientras hace unos años los propietarios de sus casas cerraban los balcones para ganar metros cuadrados a su salón, ahora esa situación se está revertiendo, volviendo a valorar y abrir las terrazas. «Lo que se busca en una casa es una zona de esparcimiento al aire libre. Ha habido fincas de 4.000 metros cuadrados que han estado a la venta mucho tiempo y han tenido salida ahora, por ejemplo en Villamediana», expone Monforte, y señala el caso del tramo de la carretera LR-255 entre Alberite y Albelda de Iregua, lleno de fincas a uno y otro lado. Aquello se movió en los 70 y el interés por el campo ha resucitado ahora.

«La mayoría lo que quiere es lo más próximo posible a Logroño. En Villamediana y Lardero ha vuelto a haber interés por unifamiliares y adosados con zona verde», explica Monforte. Viviendas antes consideradas «a la mano de Dios» por su ubicación, como el residencial Torresolano en Nalda, ahora, «acompañadas siempre de un buen precio, tienen más salida». Pero es que cambiar ha cambiado hasta la construcción. «La tipología de vivienda de 2006 no se parece en nada a lo que hoy se construye, con amplias terrazas de hasta 14 metros cuadrados», revela Monforte.

Pilar Rodríguez, de la inmobiliaria Urbanova, reflexiona que «a raíz del confinamiento, las viviendas se vieron más como un lugar donde vivir, no solo donde dormir». «El parque inmobiliario que hay en Logroño no tiene mucha terraza o jardín porque el clima no acompaña; si solo se podía utilizar tres meses al año, se prefería un salón más grande», explica Pilar Rodríguez, pero «ahora se valora más el jardín, aunque la cocina o el salón sea más pequeño, hay interés por las fincas de recreo y los barrios de la periferia». En Urbanova también han notado la creciente demanda de Sojuela: «Tuvo un declive y se han vuelto a vender porque son baratas, tienen jardín... Y en Viguera igual, tenemos una promoción que ha vuelto a interesar».

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