

Secciones
Servicios
Destacamos
Para tener ciento cinco años, hay que ver cómo se conserva. Curtidos Domínguez, en la calle Capitán Gallarza de la capital, luce brillante a base de productos de calidad ya sin entrar, en los mismos escaparates que flanquean la puerta. A veces, esa profusión de cosas buenas tras las vidrieras hace que haya quien se retraiga por aventurar precios altos, cuenta Cristina Domínguez, su responsable. Pero tiene billeteras de 20 a 200 euros, señala ella. Cajones enteros, se aprecia a medida que los va abriendo. No faltan quienes le visitan con su cartera reluciente de diez años. «Una ruina», bromea ella, pero vuelven a buscar otros artículos que poder usar o regalar... y se llevan además asesoramiento sobre su conservación para mantenerlos en forma más tiempo.
Su máxima, además de la calidad, es el producto nacional. «Huyo de las importaciones», aunque también reconoce que llevar esto a pie juntillas cada vez está más difícil. «Ya ni en Ubrique», la meca de la piel, refiere, para acordarse de los numerosos oficios artesanos que se van quedando por el camino.
El comercio Curtidos Domínguez es una de las cada vez menos tiendas centenarias de la ciudad. Está en Capitán Gallarza 6. Nació en 1918 y ya va por cuatro generaciones.
Artículos Desde 1998 se dedica a artículos de viaje, paraguas, carteras de documentos, bolsos y cinturones para caballero, mochilas, marroquinería, complementos en piel...
Es Cristina Domínguez, además, una orgullosa comerciante del Casco Antiguo de Logroño, una zona que, para ella, es privilegiada en la que, además, no hay franquicias, destaca, con lo que cada comercio es único. Y no deja de insistir en la vida que el pequeño comercio aporta a la ciudad. Por ejemplo, ella y otros comerciantes de su entorno se encargan de tener su zona como los chorros del oro reforzando la limpieza y adornando sus puertas.
El principal problema de estos establecimientos únicos es que no hay relevo generacional, alega. Tampoco lo habrá en su momento para ella, dado que su hija, que ha crecido correteando tras el mostrador e incluso ha tenido después algún contrato en la tienda, ha hecho otros planes. Y eso que, para haber llegado hasta aquí, algo saben en su familia de relevos. En su caso, relata que allá por 1997, cuando Vicente y Julián Domínguez se retiraban después de haber estado al frente desde 1978 y ya apenas quedaba un mes para que echaran la persiana del todo, ella decidió tomar las riendas.
Eso sí, para empezar, le dio la vuelta a toda la tienda. Conservó una amplia vitrina –su estructura más bien– que aún posee, un reloj que cuelga en la pared y parte de la oficina. Diseñó los muebles y un familiar se los hizo. Y modificó, además, el objeto último del establecimiento, que no los materiales de los que se surtía. Si antaño vendía productos para zapateros y guarnicioneros, Cristina Domínguez decidió apostar más por los elementos de viaje, carros de la compra, paraguas, carteras de documentos, bolsos y cinturones para caballero, mochilas, marroquinería, complementos en piel...
No tiene tiempo de llevar una tienda 'on line', lo cual no quiere decir que no venda a distancia porque la llaman de distintos puntos de España, entre otras, personas que un día compraron algo, se llevaron su tarjeta y quieren repetir y les envía sus productos a sus destinos. A su local pueden llegar bisnietos de quienes ya fueron clientes en su momento, pero también numerosos turistas de procedencias variadas. Así comenta Cristina Domínguez lo que ella relaciona con la influencia del nuevo hotel de 5 estrellas ,en pleno centro histórico, y que se traduce en más visitantes de un nivel económico notable. «No veo mi tienda en un barrio», dice.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Javier Campos | Logroño y Juanan Salazar
Álvaro Soto | Madrid y Lidia Carvajal
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.