Logroño, territorio Moneo

«Él concibe la obra como un edificio-plaza que da paso a un boulevard que conduce al río Ebro. Un lugar de encuentro para la ciudadanía, un edificio accesible y permeable. El triángulo a poniente, como espacio político, y el de naciente, el espacio administrativo. Y, junto a ellos, el auditorio, lugar para el desarrollo de actos públicos», según lo narraba ayer el alcalde.

Un ejemplo más de su uso intenso lo tendrían justo después de estas palabras, cuando el salón de retratos que había servido de sala de prensa se empleaba para celebrar dos bodas.

Pero Logroño tiene más espacios Moneo porque el arquitecto ha acudido a Logroño siempre que se le ha requerido, como se recordaba ayer. Una de las imágenes más icónicas de la ciudad, la fachada norte, la entrada a la ciudad por el puente de Piedra, lleva su sello. En su intervención, José Miguel León recordaba cómo un grupo de arquitectos locales tuvo la ocasión de colaborar en este proyecto de viviendas entre Ruavieja y San Gregorio con el navarro. «Un trabajo en el que se recuperaron el patio interior como espacio de relación con los vecinos, la muralla o las bodegas, y se abrió un nuevo paso para llegar al río junto a una plaza-mirador, al lado de la sede de la Policía Local», dijo el alcalde después.

«Años más tarde el Ayuntamiento puso a su disposición un solar en una zona poco atendida», refirió también León. El del antiguo cuartel de Artillería, en Excuevas. «Vivienda en el parque y el parque en la ciudad», resumía el arquitecto logroñés. «Es entonces cuando Rafael proyecta una ordenación urbanística extraordinaria y da un paso más con el diseño de las 'palazzinas', una figura arquitectónica que dota a Logroño de una imagen europea. Es como tener un fragmento de ciudad europea dentro de Logroño», según el primer edil.