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El Pleno del Ayuntamiento de Logroño ha aprobado este jueves por unanimidad solicitar al Gobierno de La Rioja, a través de la Consejería de Turismo, Medio Ambiente y Política Territorial, la declaración de la recreación del Auto de Fe de 1610, conocido popularmente como 'las ... brujas de Zugarramurdi', como fiesta de interés turístico regional.
El juicio que promovió la Inquisición hace más de cuatrocientos años, según ha sido puesto de manifiesto en la sesión correspondiente al mes de abril (adelantada a marzo por coincidir con la Semana Santa), da lugar en la actualidad «a la celebración de actos culturales y al refuerzo de una relación entre Zugarramurdi y Logroño».
El Auto de Fe, que concluyó con la condena a morir en la hoguera de 11 de 31 vecinos de Zugarramurdi y Urdax acusados de brujería, se recuerda cada año en nuestra ciudad de la mano de la Asociación Histórico-Cultural Guardias de Santiago 1521 y la Asociación de Vecinos Centro Histórico, que programan una recreación del 'juicio' en el marco de un programa de actividades que abarca el primer fin de semana de noviembre.
La propuesta histórica-cultural figura cada año en el programa de las fiestas del Casco Antiguo de Logroño, promovido por su asociación de vecinos, y comprende un amplío abanico de entretenimiento que cada vez va a más con actuaciones teatrales, conciertos, visitas guiadas, cuentacuentos, pasacalles y el tradicional mercado de la brujería, con diferentes puestos de puestos de artesanía, alimentación y decoración.
El Auto de Fe de Logroño como tal, celebrado los días 7 y 8 de noviembre de 1610, fue un acontecimiento social de enorme trascendencia. En este proceso inquisitorial de hace cuatro siglos se juzgó en Logroño a 53 personas, de los que 31 eran navarros de la zona de Zugarramurdi y Urdax; ardieron en la hoguera cinco varones y seis mujeres, cinco en efigie, cuando eran ya cadáveres tras haber fallecido poco antes en las mazmorras.
«Tratar de comprender hoy, cuatrocientos años después, los hechos que entonces ocurrieron», se viene diciendo desde hace años, «es una obligación científica, social y moral».
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