La lluvia impide que Jesús y María Magdalena se encuentren en Logroño

También se ha tenido que suspender la procesión extraordinaria de María Magdalena que se iba a celebrar por primera vez este año con motivo del 75 aniversario de la primera salida del paso un 15 de abril de 1949 en la del Santo Entierro. La lluvia ha provocado no la suspensión total pero sí un cambio integral de los planes. La Cofradía de María Magdalena ha esperado casi media hora en la entrada principal de la concatedral de La Redonda buscando el momento idóneo para, al menos, poder realizar una breve procesión, y así ha sido. En un instante en el que la lluvia parecía que amainaba han salido los cofrades, la banda de tambores y el paso con intención de apenas llegar a la calle Portales, si bien como el agua ha vuelto a hacer acto de aparición, en unos minutos se ha regresado al templo y se ha dado por concluida la procesión.

Ya dentro de La Redonda, en un acto íntimo, con una muy emocionada María del Mar Cestafe, hermana mayor de la cofradía, se ha realizado un baile del paso y se ha rezado un padrenuestro en la intimidad, en un acto reservado para cofrades y allegados. Y es que esta procesión se había organizado exclusivamente para este año por el 75 aniversario de la primera procesión de la talla, por lo que había sido restaurada e, incluso, para esta jornada, se le había cambiado la cruz de una de sus manos por un cofre de ungüento y se había cubierto su suelo con 2.000 claveles blancos.

La intención era que María Magdalena se encontrase con el resucitado Jesús en la avenida de Viana, junto al hospital de La Rioja. Fue María Magdalena, entre lágrimas, la primera que vio a Jesús resucitado y quien fue corriendo a dar la buena nueva a sus discípulos. Este domingo, en Logroño, no se ha podido conmemorar ese momento como era la intención con la coincidencia de las dos procesiones. La Cofradía de María Magdalena intentará que ese emotivo momento se realice el año que viene para evitar que suceda lo que lamenta el cinematográfico replicante Roy Batty: «Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia». Aún no es hora de morir.