Desde este jueves y hasta el próximo día 20, la sala número 13 del Palacio de Justicia acogerá un juicio que por quiénes serán los protagonistas se puede calificar de poco usual. Tres policías locales se enfrentarán en el banquillo de los acusados a p ... enas de entre año y medio y dos años de prisión por presuntamente destruir parte de un atestado de un accidente de tráfico. Los procesados serán los primeros en dar su versión de los hechos en la sesión del juicio de este jueves y lo harán ante un tribunal popular compuesto por siete mujeres y dos hombres.
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Los hechos que, según la acusación pública, constituyen un delito de infidelidad en la custodia de documentos, se remontan al 18 de septiembre del 2015. Sobre las 22.30 horas de ese día, en la rotonda situada en las confluencias de las avenidas Colón y Lobete de Logroño, junto a la estación de Renfe, un vehículo Mercedes, conducido por F.J.P., circulaba por el carril interior y, al hacer la maniobra para salir de la rotonda, como no se dio cuenta de que por el carril exterior circulaba otro vehículo, conducido por A.M.T, chocó contra él.
Como consecuencia del suceso, hasta el lugar del suceso se acercaron varios agentes de la Policía Local de la capital, entre ellos estaban los encargados de investigar lo ocurrido, J.R. y A.T, que, entre otras gestiones, hicieron la prueba de alcoholemia a los dos conductores. F.J.P. arrojó una tasa de 0,29 miligramos de alcohol por litro de aire espirado, mientras que la otra conductora dio negativo.
Acabadas las gestiones, el piloto que había dado positivo y su mujer, que iba en el asiento del acompañante, «preocupados por lo ocurrido y en especial por las consecuencias negativas que podría tener, sobre todo la prueba de alcoholemia, contactaron por teléfono con el policía -también acusado- J.M.». A este agente, «se le ocurrió que la mejor manera de ayudar a sus amigos era tratar de hablar con los policías locales que habían realizado las actuaciones», apunta el fiscal. Y con ese fin sobre las seis de la mañana del día siguiente, J.M. se presentó en las dependencias de la Policía Local. Ahí buscó y encontró a sus compañeros ahora acusados, J.R. y A.T., y les preguntó «de manera directa» por el mencionado atestado, indicándole los agentes dónde se encontraba. Después de cogerlo, «les dijo que había pensado destruir los documentos más comprometidos de ese atestado, entre ellos la prueba de alcoholemia de su amigo, propuesta que fue finalmente aceptada por los otros dos agentes». Dos días después, el padre de la mujer implicada en el accidente, A.M.T, que «se da la casualidad» que también era policía local en activo, se presentó en la comisaría y pidió en voz alta explicaciones sobre la desaparición de algunos documentos del atestado, «precisamente los que habían sido destruidos».
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