«Me hace una ilusión loquísima la Orden Olímpica»

Aún hoy, «para que un paralímpico tenga el reconocimiento de un olímpico tiene que tener cuatro veces más. Pero estamos en un momento en el que hemos avanzado muchísimo y, desde el momento en el que empezamos a tener espacio en los medios de comunicación, la gente ya se entera, las instituciones, los patrocinadores... y tenemos más cerca el acceso a todos los hogares», opina.

La nadadora, que durante su estancia en Logroño detalló algunas de las situaciones frecuentes que se encuentra, tales como que las toallas en un hotel están en altura y no las alcanza o que no hay una silla para la ducha, contó, sobre los frecuentes obstáculos, que no le gusta «pensar que algo me tiene que impedir llegar a un sitio, pero la barrera arquitectónica ya la estoy viendo, ya estoy preparada. Hay escaleras, me puedo subir a culo». «Tienen que desaparecer -subraya- las barreras arquitectónicas, pero me parece más difícil la barrera mental, la que hace que, por un prejuicio, por verme en una silla de ruedas, se actúe de forma no natural. Ahí se establece una barrera más difícil de solucionar».

Para quien de repente se vea en una situación de movilidad reducida recomienda que «llore; cuanto antes llore, antes pasará el duelo».