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m. j. lumbreras
Domingo, 1 de agosto 2021, 08:34
Propone Kengo Kuma para un solar del centro histórico logroñés, en el que hubo un proyecto de viviendas que fracasó y que lleva vacío años y años, un edificio en el que puedan trabajar seiscientas personas. Pero también plantea un espacio estancial público a la ... altura de la cubierta de Santa María de Palacio. El edificio de Kengo Kuma para Bosonit en la calle Mayor aún es un futurible en el que, por cierto, hay muchas personas poniendo esfuerzo y dinero. El trámite municipal está iniciado y su culminación sumaría una firma de prestigio a la capital, la del japonés cuyo trabajo se está viendo estos días por todo el mundo en forma de estadio olímpico de Tokyo. El arquitecto dice que su trabajo «integra y armoniza con el entorno circundante conectado con materiales naturales». Para la capital elige, en la fachada más conectada al Casco Antiguo, la piedra. En la parte interior, materiales más modernos mirando al puente de Hierro.
Si Logroño tuvo su importancia para la carrera de Moneo porque tuvo la oportunidad de realizar aquí una de sus primeras obras de referencia, aún con medios austeros, ni que decir tiene el papel que este arquitecto de primerísima línea mundial ha tenido en la capital riojana abriendo suelo y mente a otros aires. No sin escándalo, como le ha sucedido en mil sitios –el Kursaal de San Sebastián o la ampliación del Prado no estuvieron exentos de polémica– se hizo un hueco en Logroño, pero vino para quedarse porque después ha colaborado con la capital varias veces e incluso ha participado en algún jurado en concursos de arquitectura del Consistorio. Lo último fue una charla en el cuarenta aniversario de la casa consistorial. Nos tiene en un mapa que contiene medio mundo y una relación enorme de premios que este año ha completado con el León de Oro a la trayectoria en la Bienal de Arquitectura de Venecia.
De la mano de Iñaki Ábalos, el proyecto de estación intermodal y el parque Felipe VI de Logroño han viajado a Corea (Seúl), a Argentina (Buenos Aires), a China (Shenzhen), a Italia (Venecia), Estados Unidos (Harvard)... En algunos casos más de una vez. Este donostiarra, cuyo trabajo se eligió en un peleado concurso allá por 2004 cuando aún era Ábalos&Herreros –hace tiempo que es Ábalos+Sentkiewic–, ha tratado desde entonces a cuatro alcaldes logroñeses y ha tenido ocasión de llevar adelante una obra global, con infraestructuras, arquitectura industrial, diseño urbano, paisajismo... como destaca el COAR. Con la estación de autobuses aún cerrada y con la de trenes con servicios reducidos de por sí, pero más aún estos meses de pandemia, muchos ciudadanos tienen pendiente descubrir estas actuaciones que, por otro lado, sí se están aprovechando más en un parque que ha dotado de nuevas perspectivas de la ciudad. Aún quedan algunas cosas pendientes, pero esta intervención toca a su fin.
Probablemente la singular construcción que Alejandro Zaera, establecido en Londres y en Nueva York, propuso como centro tecnológico de La Fombera sea la más desconocida de esta relación para los logroñeses y eso que se actúa en 30.000 metros cuadrados, con más de 7.000 construidos en tres bloques de dos plantas a base de estructuras metálicas, de madera y de vidrio. Uno no se lo encuentra. Hay que ir. Y, además, la buscada integración en el perfil del talud ribereño del Iregua está de lo más lograda. Zaera recurrió para ello a la afamada paisajista barcelonesa Teresa Gali. Aunque se pretendía que la cubierta lisa y de madera fuera como un paseo más del parque, esta función está por explotar. Como a otras de estas obras, la polémica acompañó la construcción incluso años después de finalizada esta y de entregado el edificio allá por 2007 tras una abultada factura en millones de euros.
En lo que a usos se refiere, las de Toyo Ito ya son unas viviendas más, incluso con buenos precios, en las que residen varios cientos de vecinos, aunque no pasen desapercibidas en ningún caso porque quien circula por la LO-20 no puede sustraerse al espectáculo verde que proporcionan. Pero les ha costado. Iniciadas en 2007, hasta hace nada aún colgaba de la fachada el cartel de una entidad bancaria. Su singularidad como construcción, cuyo lema era 'Microsomas urbanos', salta a la vista. El arquitecto japonés se hizo con la promoción en un concurso en el que se las vio con, por ejemplo, los holandeses Winy Maas, del estudio MVRDV, o Adriaan Geuze, del estudio West 8. El portugués Álvaro Siza y el británico David Chipperfield también estuvieron en la nómina de inscritos. No en vano, aquella zona, en aquel momento, iba a ser un parque digital que luego no prosperó. El Pritzker por el conjunto de su obra se lo dieron en 2013.
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