Fabienne Callens, en La Casa del Corcho; Carlos Martínez, en la trastienda de su farmacia; y Enrique Gil, cuarta generación de La Casa del Pimentón. MIGUEL HERREROS

Historias tras el mostrador

LA ESENCIA DEL COMERCIO ·

Las tiendas más antiguas de la ciudad esconden sorprendentes anécdotas y vivencias personales

África Azcona

Logroño

Domingo, 29 de agosto 2021, 02:00

Muchos de los comercios más antiguos de Logroño tienen peculiares historias detrás, a veces desconocidas, y esconden sorprendentes anécdotas. Hemos escogido siete ejemplos.

Publicidad

  1. La Roja. Una pelirroja emprendedora

    Un nombre en honor al color de pelo de su fundadora

Fachada de Cortinas La Roja, en Portales. M. H:

¿Sabía que uno de los comercios más populares y antiguos de Logroño hace honor al color de pelo de una mujer ... de los años 20? Se trata de Vicenta Gómez Ladrón, una comerciante logroñesa pelirroja a la que llamaban, por su cabello, 'La roja'. Incansable y luchadora, cuentan que en torno a 1910 empezó a vender por todos los pueblos de La Rioja con un carrito y un caballo. «Igual le encargaban cortinas que pimentón molido», recuerdan hoy sus sucesores. Realizó esta labor hasta 1924, hasta hacerse con un local de la calle Hermanos Moroy. Nueve años más tarde abrió otra tienda en la actual ubicación, en Portales 30, dedicándose siempre a la venta de productos textiles. Su espíritu emprendedor ha continuado en La Roja hasta nuestros días, dicen quienes conocen a fondo el negocio: «Siempre hemos estado a la vanguardia. en los 60 igual elaborábamos trajes a medida, llegamos a tener 9 sastres...». A partir de 1975 se crea la actual sociedad, de la que forman parte los descendientes de la pionera Vicenta.

  1. Mercería Mola. Bordados suizos

    Puntillas para uno de los Ilustres de la fuente de Gran Vía

Pilar Calderón, en la coqueta y minúscula Mercería Mola. M. H.

La fuente de los Riojanos Ilustres de la Gran Vía esconde un secreto que nos desvela Pilar Calderón, actual propietaria de la Mercería Mola, en Hermanos Moroy 1: cuando el escultor Rubio Dalmati proyectó la fuente, a la hora de cuidar los detalles de la ropa no dudó en acudir a 'Mola', donde compró guipures para hacer los moldes de las puñetas de la levita del Marqués de la Ensenada. «Cuando paso por allí siempre miro creyendo que hay algo de mí ahí». La familia Mola fundó esta tienda en 1947, dedicada a la venta de encajes y bordados suizos. Desde 1993 su propietaria es Pilar, que ofrece productos cada vez más difíciles de encontrar. Además de hacer bordados, está especializada en puntillas y pasamanerías. «Muchos de mis clientes son hombres y tienen mucho gusto, los curas también son muy clientes, tienen muy claro lo que quieren para adornar altares, vírgenes...». Sus géneros llegan a muchos puntos del planeta desde Cambridge, el otro día se pasaron desde ahí, hasta las cofradías de Sevilla. En poco más de cuatro metros de tienda se pueden encontrar verdaderas obras de arte.

  1. Prieto. Historias de la radio

    Un taller y un emblemático letrero en Capitán Gallarza

Lita sigue atendiendo al público. M. H.

El emblemático letrero vertical de Philips, que tanta personalidad aporta a la calle Capitán Gallarza, es la seña de identidad del negocio dedicado a la venta y fabricación de radios que en 1944 abrió Manuel Prieto Iglesias. Los primeros receptores de Logroño y de otros muchos hogares de Norte procedían de su taller, del número de 15 de esta calle, donde llegaron a trabajar los mejores técnicos de España. Amante de las matemáticas y con predisposición a los experimentos, su padre no pudo convencerle para que se quedara a trabajar en la pujante fábrica familiar de cereales de su Salamanca natal. Lo tuvo claro aquella noche en la que, mientras todos dormían, se oyó por toda la casa. ¡Funciona, funciona! El joven estudiante lograba su primera radio..., luego llegarían muchísimas más: las que fabricaría en Logroño –a donde le trajo el destino–, bajo la marca 'Igless'. La tienda, con los años, amplió su oferta a todo tipo de aparatos electrónicos y material eléctrico. En su escaparate todavía se puede ver la mascota 'El tío Carlos', el tripudo y simpático personaje que protagonizó originales campañas.

Publicidad

Manuel prieto murió joven, en 1965 y le sucedieron al frente del negocio, que contaba con más de 26 empleados, sus hijos: Manuel, fallecido hace dos años, y Lita, que pese a haber sobrepasado hace mucho la edad de jubilación, sigue atendiendo al público cada día. «Aquí me siento arropada, en casa me invade la melancolía». Lita cuenta un sinfín de anécdotas que nos tendrían embelesados durante horas. «En los primeros tiempos contábamos con varios representantes que se dedicaban a recorrer en un coche con megafonía las plazas de los pueblos, en Oyón una vez pusieron La Raspa y las mujeres bajaban a bailar en camisón...», no para de reír.

  1. Carlos Martínez-Gil. Estilo neogótico

    Una de las farmacias más antiguas de España

Carlos Martínez posee en su farmacia una colección de botes de porcelana. M. H.

Merece los halagos de los turistas que entran en ella, aunque para los de aquí no sea suficientemente conocida. Logroño cuenta con una de las boticas más antiguas y con más encanto de España. La Farmacia Carlos Martínez, en Hermanos Moroy 28, es un verdadero museo de estilo neogótico que comenzó a funcionar en 1903. En la entrada se aprecia una magnífica colección de botes o tarros ordenados en un sofisticado armario con una impresionante marquetería «hecha en una carpintería que había en la calle San Agustín», cree recordar el cuarto titular del local. «He conservado todos los elementos que había para mantener su estética», señala Carlos Martínez antes de acompañarnos a la otra joya de este establecimiento: la trastienda, donde posee una colección aun mayor de recipientes de porcelana, cerámica o vidrio soplado, algunos de ellos de inicios del XIX. «Estos, señala, se los regaló mi abuelo a mi padre cuando terminó los estudios de Farmacia, son de 1868». También se ven alambiques, morteros... donde se elaboraban las fórmulas magistrales hasta hace no mucho. «Sobre todo lo que se pedía era vaselina salicílica para callos y verrugas y problemas de la piel en general, pero ya no hacemos nada porque nos obligaban a romper la estética actual».

Publicidad

  1. Casa del Pimentón. Pasado colonial

    Cuatro generaciones al frente de un negocio de especias

Enrique Gil, cuarta generación de La Casa del Pimentón. M. H.

¿Sabía que la Casa del Pimentón tiene su origen en las importaciones que se traían de las antiguas colonias españolas? Enrique Gil es el cuarto eslabón riojano dentro de la cadena familiar que lleva vendiendo especias y otros productos desde 1929, aunque fue su tatarabuelo, originario de Segovia, quien comenzó en tierras castellanas la venta de estos productos en una tienda de ultramarinos coloniales. El género solía proceder de los territorios de ultramar que iban desde el pimentón hasta el bacalao. Al entrar en Sagasta 1 el conjunto de aromas siguen trasladando al visitante a aquellos años. Fue su bisabuela quien recaló en Santo Domingo cuando era pequeñita. Pronto se vino a Logroño. Comenzaba a rodar el siglo XIX y proliferaban los mercadillos, donde pronto fue conocida por su pimentón y la preciada sal. «Cuando estuvo concluido el mercado de abastos, consiguió un puesto de piedra en el piso de arriba». Luego el negocio lo heredó el abuelo Enrique. «Pero murió relativamente joven y mi padre se tuvo que poner al frente de él con 16 años..., la ayuda de la bisabuela, ya mayor, volvió a ser fundamental».

  1. Cafés El Pato. Aroma antiguo

    Harto de plagios, cambió Cafés El Gato por El Pato

Joaquín Martínez, bisnieto del fundador de Cafés el Pato. M. H.

Historia también singular tiene Simeón Tejada, que fundó Cafés El Gato, aunque cansado de que le plagiaran la marca, cambió luego el nombre a Cafés El Pato. También creó la crema de calzado El Cisne. Era la época en que se utilizan con frecuencia nombres de animales para bautizar a productos de moda o incluirlos en sus logotipos: lejía El Conejo, jabones Lagarto, el caballo de Ferrari, el león de la Peugeot...

Publicidad

La historia de esta emblemática empresa familiar riojana se remonta a inicios del siglo XX, a 1919, unos tiempos en los que las caballerías se encargaban del reparto de mercancías a domicilio, también del café. El primer tostador se instaló en Sagasta 37. Actualmente la cafetería-degustación se ubica en Hermanos Moroy, 26, al frente de la cual está Joaquín Martínez, la cuarta generación. «Últimamente nos hemos especializado en novedades que traemos de todo el mundo, del Salvador, Nicaragua, Costa Rica, pero también de países africanos...».

  1. La Casa del Corcho Con acento galo

    Una francesa al frente de uno de los negocios más castizos

Miguel Herreros

Roubaix es una ciudad al norte de Francia, cerca de la frontera con Bélgica, famosa por acoger en su velódromo el final de la carrera París-Roubaix o rodar algunas de las escenas de Bienvenidos al Norte. Pero es también la ciudad natal de Fabienne Callens, al frente de una de las tiendas más castizas de Logroño, en la plaza del Mercado. Cogió el traspaso hace 40 años, cuando La Casa del Corcho se encontraba en la esquina. Acababa de dar a luz a su segunda hija. Casada con un riojano de Villamediana, ya es una riojana más, aunque hasta los 14 años vivió en Francia. «Mi padre, ingeniero químico, trabajaba en Pingouin, que tenía la central en Roubaix, pero le trasladaron a Logroño, al departamento de tintes», desvela rodeada de productos de cestería, mimbre, sombreros y otras artesanías. Hubo un tiempo en el que todo lo ocupaban los corchos para embotellar vinos y cordelería. «Ahora ya se embotella muy poco, pero seguimos trayendo los corchos de Gerona, que son los mejores». Fabienne disfruta de uno de los lugares con más sabor de la ciudad, aunque no puede evitar hacer referencia a la «invasión» de las terrazas y los problemas para aparcar.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¡Oferta 136 Aniversario!

Publicidad