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Logroño posee tres flores francesas que son marca de honor: son las tres flores de lis de su escudo. Un signo de distinción obtenido hace quinientos años que ha perdurado en su blasón y cuya historia es digna de ser conocida popularmente más allá del ámbito oficial. Dando un salto en el tiempo de cinco siglos, larioja.com se remonta a la Carta Real de Merced de Carlos I y lo cuenta con los medios de nuestros días en un especial que comienza hoy e irá incorporando contenidos durante las próximas semanas.
Las tres lises le fueron otorgadas a Logroño por el emperador en 1523 como recompensa por su victoria ante los franceses dos años atrás, durante el Sitio de Logroño, y en su día fueron para la ciudad una de sus mayores honras. Hoy apenas parecen un pequeño detalle, un adorno curioso en un escudo antiguo, pero su origen y simbología bien merecen ser recordados aprovechando la efeméride de su concesión.
Qué son las flores de lis, su origen y significado heráldico, cómo y por qué fueron incorporadas al escudo de Logroño, el importante privilegio que supuso para una ciudad del Camino de Santiago poder lucir el emblema de Francia como símbolo de haber resistido el asedio de su ejército en junio de 1521... Estas y otras muchas cuestiones configuran un relato que parte de los símbolos y narra de una forma muy gráfica una parte importante de la propia historia de la capital riojana.
Se trata de una historia perfectamente probada en documentos custodiados en el Archivo Municipal de Logroño y labrada en piedra en algunos monumentos de la ciudad. Ahora también en soporte digital y las páginas del periódico, la mencionada Carta Real de Merced firmada por Carlos I el 3 de junio de 1523 es el punto de partida de un año de conmemoraciones al que larioja.com y Diario LA RIOJA se suman con el propósito de su mayor divulgación y conocimiento. Otro capítulo en la historia y los emblemas de la ciudad de las tres flores de lis.
La imagen del escudo de Logroño se forja en el siglo XVI, después de una historia medieval de más de 250 años en los que había permanecido invariable el símbolo del puente fortificado como elemento representativo de la ciudad. Logroño se identifica así con el puente de piedra sobre el río Ebro, hito del Camino de Santiago, paso y frontera entre los reinos castellano y navarro.
La incorporación de la bordura y las flores de lis como concesión del emperador Carlos I en 1523 significa otorgar a la ciudad y sus habitantes las armas de otro país vencido en buena lid en el campo de batalla.Según el experto en heráldica Mario Ruiz Encinar, es «un privilegio lleno de honor» y «permite a la ciudad exhibir su símbolo del puente aumentado con el famosísimo emblema de otro reino (lises de Francia) para asombro y fascinación de los visitantes, peregrinos y otras ciudades del reino». Así pues, «se le otorgan a la ciudad unas nuevas armas como si fuera un caballero».
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Lucas Irigoyen y Gonzalo de las Heras (gráficos)
Carlos G. Fernández y Leticia Aróstegui
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