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Miércoles, 5 de abril 2023, 02:00
No guardaría un buen recuerdo de Brieva el recaudador de impuestos de la zona tras el recibimiento que tuvo en 1913 en la localidad, donde, entre otras cosas, le quisieron «romper la cabeza» o «hacer tajadas». Llegó al pueblo a cobrar cuando se encontró con ... grupos de mujeres y niños recordándole que no era bienvenido, incitados por los hombres que se reunían poco a poco en la plaza. La situación llevó al alcalde a prohibir los grupos de más de tres personas, lo cual, lejos de apaciguar, encendió más los ánimos contra el recaudador que a saber dónde estaba escondido. Y se salieron con la suya los vecinos, ya que el sargento, «ante la imposibilidad de sostener el orden, acordó suspender la cobranza».
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