Abracadabrante suceso el que recogía las páginas de Nueva Rioja aquel 8 de marzo de 1977. Contaba el periódico cómo en la comisaría de la Municipal de Alcoy se había presentado un señor con una denuncia insólita: que «mientras estaba muerto le habían robado el ... reloj». Decía que el día anterior «ingresó en el hospital ya cadáver, y que al salir advirtió cómo le faltaba el reloj». Los agentes acabaron indagando. Resultó que al hombre lo habían recogido de la vía pública en avanzado estado etílico tras una ración de «copas y más copas» con unos desconocidos que, una vez borracho, le habían abandonado aligerándole de paso de reloj y cartera. Vivo, eso sí. Al menos que se supiera.
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