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El Gran Casino de Logroño afronta la lucha por sobrevivir con una nueva directiva. La candidatura, presidida por Domingo Ruiz Escudero, acaba de aterrizar con dos grandes retos como son el saneamiento económico y la captación de socios jóvenes para tratar de insuflar nuevos ... aires a la institución y darle mayor visibilidad con el objetivo de recuperar el esplendor de otros años, cuando «la gente se mataba por estar dentro», como recuerda el presidente saliente, después de 24 años, Víctor Viguera.
Gran Vía 18 es, sin duda, un lugar muy especial y su historia ha discurrido pareja a los grandes acontecimientos vividos en la ciudad. Sin embargo, el Gran Casino «ha estado a punto de desaparecer», como reconoce Juan Carlos Fernández, de 62 años, y uno de los nostálgicos que han llegado a la nueva junta con la firme disposición de no dejarla morir. Están convencidos de que reúne condiciones para volver a ser el motor cultural que lo fue en su día e, incluso, están abiertos a acoger nuevas experiencias.
«Nos gustaría que alguien se animara a abrir un café chill-out en la espléndida terraza que tenemos en el 9º piso...», proponen. La institución ha pasado por un gran bache económico, del que todavía no se ha recuperado completamente. A las puertas de los 115 años, el Casino ha ido arrastrando en la última década, con la salida de sus instalaciones de la Dirección General de Salud Pública, ahora en el Banco de España, y de la Dirección Provincial de Educación una importante deuda, que le ha tenido al borde de la quiebra.
El alquiler que dejaban ambas administraciones les reportaba 20.000 euros de ingresos mensuales. «Irremediablemente los fondos se fueron mermando hasta dejarnos en una situación muy complicada. Con el ritmo que llevábamos, en 4 o 5 años hubiésemos entrado en bancarrota. Llegó un momento que nos planteamos vender el edificio con sus nueve pisos, algo a lo que la mayoría de los socios se opuso desde el principio, o empezar a alquilar algunas de las plantas que no usamos para sacar fondos y poder subsistir», cuenta Fernández.
Juan Carlos Fernández habla ya en pasado, ya que la deriva de los acontecimientos ha dado un giro repentino, gracias al acuerdo alcanzado con un bufete de abogados que acaba de alquilar la séptima planta para comenzar su actividad en febrero. «Nos reportará unos fondos muy necesarios para sacar a flote el Casino», señala Juan Carlos Fernández. La llegada de la Universidad Popular de Logroño también está jugando un papel esencial en esta nueva etapa: han alquilado 90 metros cuadrados de la 9ª planta para impartir clases de pilates de lunes a viernes.
JUAN CARLOS FERNÁNDEZ | JUNTA DIRECTIVA
Las cuenta empiezan a salir, pero no es suficiente. La intención es seguir apostando por la fórmula del alquiler y la directiva del Casino está confiada en que llegarán nuevas operaciones y nuevo inquilinos. Presumen de instalaciones y de salones («no hay un hotel en Logroño que tenga estos espacios»). «Las plantas baja y primera son las mejores y están libres, también queremos sacarle partido a la terraza, en el ático, con vistas por un lado, al 'León dormido'; y, por otro, a una espectacular Gran Vía», señala.
Y detalla: El segundo piso acoge el salón de usos múltiples y el tercero se utiliza para cenas, reuniones y clases de baile. La sala principal de juegos, eventos, lectura y restaurante está en la cuarta y toda la quinta se utiliza como sala de TV. La sexta era, hasta que se actualizaron los estatutos hace cinco años, la sala de juego de las mujeres, ahora está abierta a todos y ellas ya entran sin restricciones. «No podía continuar así». La octava está desocupada y parte de la novena, también.
La junta actual pretende iniciar una nueva etapa, llena de creatividad y «mucha cultura». Y en esta andadura han encontrado en la UPL el mejor aliado. Sin ir más lejos ambas entidades se han unido para organizar este sábado, día 24, un café-concierto de jazz, a las 18.30 horas en la segunda planta (salón de usos múltiples). Correrá a cargo de la cantante y pianista Andrea de Blas y el objetivo es destinar la recaudación (la entrada es libre y cuesta 5 euros) a la Casa de Acogida de Mujeres Maltratadas, que gestiona Cruz Roja. Estamos muy ilusionados con este acto, quieren que sea su carta de visita, «una manera de tomar contacto con la sociedad riojana y de ganar visibilidad».
Con una edad media de 75 años, la nueva junta quiere quitarse el lastre que le acompaña como «un lugar para abuelos que se juntan para jugar a cartas». «Queremos mantener la esencia de siempre, pero también queremos estar con los tiempos... en los últimos años hemos rejuvenecido algo, se organizan tertulias musicales, damos clases de sevillanas, bailes de salón...., pero no queremos quedarnos ahí, queremos atraer a gente con iniciativa, que le guste la música, la lectura».
Y es que, desde su fundación, la finalidad del Casino, recuerda, ha sido ofertar actividades culturales y recreativas. «Se estaban perdiendo... el Casino se ha ido deteriorando poco a poco, también los socios han envejecido..., era necesario recuperar el esplendor de antaño, cuando el Casino fue un referente cultural de la ciudad».
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