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Patricia, directora de la residencia María Imnaculada muestra una de las habitaciones. Juan Marín
Cientos de estudiantes buscan cada año un lugar donde residir en Logroño
Universitarios en La Rioja

Graduados en la búsqueda de alojamiento

Cientos de estudiantes llegan cada año a Logroño para iniciar sus estudios. Encontrar un lugar donde residir es una de sus preocupaciones

MARÍA EZQUERRO

Sábado, 27 de agosto 2022, 02:00

Cada año, a partir de septiembre, cientos de jóvenes emprenden un nuevo camino en su vida y pasan a ser estudiantes universitarios. En muchos casos se separan de sus hogares para buscar otros nuevos. En el caso de Logroño, la mayoría se decantan por residencia o por piso compartido. Es ahora, en agosto, cuando las viviendas de alquiler para universitarios tienen mayor demanda. En el caso de las residencias, muchas de las plazas ya están ocupadas, pero aún es posible encontrar huecos disponibles.

A la hora de buscar hospedaje hay alternativas para todos los bolsillos. Muchos jóvenes prefieren la comodidad y los servicios que ofrecen las residencias, mientras que otros escogen la independencia que garantizan los pisos. La oferta de inmuebles en la ciudad es limitada, pero antes o después todos encuentran uno. En el caso de las residencias, hay cuatro opciones para elegir en la capital. En unos meses se sumará una nueva que se localizará en el paseo de las Cien Tiendas, como ya informó días atrás este diario.

Juan Marín

Ubicada en el paseo del Prior se encuentra la residencia de estudiantes Francisco Jordán. Cuenta con 98 habitaciones, de las cuales 50 o 60 se reservan para universitarios. Desde el centro, Mónica Lacarra señala que «tenemos unas 40 plazas reservadas y estamos seguros de que nos quedaremos sin hueco». Todas las habitaciones que ofrecen son individuales y con baño propio. El precio mensual con pensión completa es de 780 euros. La adaptación de los recién llegados suele ser bastante rápida, «desde la primera semana el ambiente es bueno entre ellos», detalla Mónica. En estas instalaciones, hay un grado que destaca por encima de todos: «Los estudiantes de enfermería son los que más nos demandan. Uno de nuestros pasillos se llena siempre de futuros enfermeros», indica Mónica.

«Ahora mismo tenemos unas 40 plazas reservadas y estamos seguros de que nos quedaremos sin huecos libres»

Mónica Lacarra | Residencia Francisco Jordán

Juan Marín

La residencia María Inmaculada es otra de las opciones. En este caso, solo albergan a chicas y tienen capacidad para 70 jóvenes. Asimismo, todos sus dormitorios son individuales, con baño propio y también ofrecen pensión completa. Las familias pagan 650 euros al mes con todo incluido. En estas instalaciones reciben a estudiantes de toda España. «Viene gente de Pamplona, Zaragoza, de pueblos de La Rioja, además de chicas extranjeras que llegan con el programa Erasmus», afirma la directora del lugar, Patricia Cárdenas. Para conseguir una mejor integración entre ellas programan actividades, «sobre todo con las chicas de nuevo ingreso, tenemos grupos de canto y celebramos los cumpleaños», precisa Patricia.

El tiempo que residen los estudiantes en estos complejos no suele superar los dos cursos. «Están como mucho un año o dos, aunque hay quienes terminan la carrera aquí», expone Patricia. «Hacen amistades y buscan más independencia», alega por su parte Mónica Lacarra, de la residencia Francisco Jordán.

El caso de los pisos es algo diferente, ya que es durante estas semanas cuando comienza la verdadera 'caza' por conseguir uno. Los distritos más demandados de la capital son los más próximas a las facultades, abarcan desde el Ayuntamiento hasta la zona universitaria. Las viviendas más solicitadas son las de tres o cuatro dormitorios. Para estas opciones, el precio medio del alquiler mensual va desde los 600 euros a los 750 euros, aunque todo depende de las características del inmueble y la zona donde se ubique el mismo. En el momento de contratar una vivienda, muchos lo acuerdan a través de las inmobiliarias y otros por cuenta propia, sin intermediario entre el arrendador y el arrendatario.

«Muchas de las personas alojadas han sido universitarios y siempre se han portado muy bien»

Rosana Sáenz | Arrendadora de un inmueble

La última quincena de agosto es cuando más movimiento detectan en Inmobiliaria Iregua. «Debemos resolver las cuestiones rápidamente porque todos quieren entrar en septiembre», afirma su directora María Martínez. Considera que en la ciudad la oferta es limitada por varios motivos. «El propietario tiene miedo a los impagos y a los destrozos que puedan producir los universitarios en la vivienda», detalla Martínez. Para revertir estas situaciones, Pilar Rodríguez, directora de la inmobiliaria Urbanova, aconseja que como garantía «sean los padres los que firmen». Asimismo, estima que «ser estudiante no quiere decir que merezcas un peor acondicionamiento de la vivienda, ni que el propietario no disponga de la calidad del inquilino que merece».

Para la Inmobiliaria Solozábal, también es ahora el momento de mayor apogeo. De hecho, «más del 50% de los alquileres los hacemos este mes, a medida que vamos atendiendo a los interesados, se van cerrando los contratos», explica el director José Antonio Solozábal, también presidente de la Asociación de Inmobiliarias de La Rioja (AIR).

«Por ser estudiantes no merecen un peor acondicionamiento de la vivienda. Asimismo, el propietario debe disponer de un inquilino de calidad»

Pilar Rodríguez| Inmobiliaria Urbanova

Una de las universitarias que el año pasado se trasladó a un piso fue Alma Ruiz, estudiante de diseño gráfico de la Escuela Superior de Diseño de La Rioja (ESDIR). «El primer y el segundo año me alojé en la residencia de la Ribera. El tercer curso decidí mudarme a un piso con tres compañeras de clase. Tuvimos la suerte de encontrar uno que se iba a quedar vacío en la calle General Espartero», detalla Alma. «Hemos estado cómodas y repetimos», concluye.

«Los dos primeros años estuve en una residencia. El tercer curso decidí mudarme a un piso con tres compañeras de clase»

Alma Ruiz | Estudiante de la ESDIR

Desde la otra perspectiva encontramos a Rosana Sáenz, propietaria de un piso en alquiler en la calle Beatos Mena y Navarrete. «La mayor parte de las personas que hemos alojado han sido universitarios y la verdad que siempre se han portado muy bien», afirma Rosana. «Actualmente, nos encontramos en proceso de visitas», finaliza.

Septiembre y, por lo tanto el curso, está a la vuelta de la esquina y a los futuros alumnos que vengan a La Rioja a estudiar solo les queda acomodarse en un ciudad a la que pronto llamarán hogar.

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