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No es la primera vez que pasa... con la consiguiente queja ciudadana. Alguien que, llegado el invierno, se acerca a una fuente a beber y, cuando se dispone a ello, se da cuenta de que no funciona. Que si no sale agua, que si no tiene pulsador... hay quien llega a pensar que ha sido vandalizada, pero no. Ni mucho menos.
Logroño, como tantas otras ciudades de su entorno, lleva años cerrando fuentes bebederas para evitar las roturas a consecuencia de las bajas temperaturas. La capital de La Rioja, de hecho, ya ha inhabilitado 45 de ellas, aunque en total son 87 las susceptibles de cierre «si caen mucho los termómetros». No obstante, desde el Ayuntamiento se recuerda que hasta 262 fuentes del total de 349 con que cuenta la ciudad no padecen este problema. El resto, además y según explica el concejal de Medio Ambiente, José Manuel Zúñiga, van siendo adaptadas a la situación.
Y es que la Administración local ha iniciado la progresiva sustitución de sus sistemas, siempre que se pueda, para evitar que sufran daños por el hielo. Este año, por ejemplo, han sido 18 los grifos antiheladas colocados.
Según criterios técnicos expuestos en anteriores temporadas de frío, para que las fuentes bebederas funcionen en invierno tienen que cumplir uno de los tres siguientes requisitos: grifo modelo 'Salvi', grifo en la pared o fluxómetro interior. Y todos los demás, tal y como precisan, se pueden llegar a congelar entre diciembre y marzo con los consabidos desperfectos, porque los fluxómetros no resisten las heladas al estar fabricados de plástico, latón, etc.
Generalmente, las que más sufren son las más expuestas, que como norma se ubican en la periferia, en entornos periurbanos más desprotegidos. Estas, por ello, ya empezaron a cerrarse el pasado 28 de noviembre.
Números totales: Logroño dispone de 349 fuentes bebederas, 87 de ellas susceptibles de helarse y, por tanto, con posibilidad de ser cerradas para evitar roturas (45 de las mismas, de hecho, ya lo están).
Criterios técnicos: Para que funcionen en invierno tienen que cumplir uno de los tres siguientes requisitos grifo modelo Salvi, grifo en la pared o fluxómetro interior.
Zúñiga, al respecto, precisa que algunas de las que se cierran no se pueden adaptar –habría que cambiar la fuente entera– y, en algunos casos, los responsables de su mantenimiento hacen un seguimiento especial a algunas de las más estratégicas para 'desactivarlas' solo cuando la caída de las temperaturas sea muy fuerte.
«Con el paso de los años toda la red de fuentes será adaptada para que funcionen independientemente de las heladas, aunque entiendo que con el 75% del total abiertas, caso de este 2022-2023, es más que suficiente para atender la demanda ciudadana teniendo en cuenta que es invierno. Igual está cerrada a la que sueles ir, pero seguro que encuentras otra a 200 metros», concluye.
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