Estrategia para un Logroño más verde

Actualmente Logroño se encuentra en pleno proceso de transformación y dos son las concejalías que asumen, principalmente, la dirección de las medidas a tomar:Medio Ambiente y Movilidad. Los cambios, al margen de los beneficios que puedan valorar los ciudadanos, serán también examinados por los técnicos internacionales y si el resultado es satisfactorio, Logroño obtendrá la Capitalidad Verde Europea.

El plan que marca la transformación ya estaba diseñado bajo la denominación de 'Escudo Verde', pero el confinamiento originado por la pandemia ha hecho que se pongan en valor los espacios naturales de la ciudad, y que cobren aún más importancia «el 'Escudo Verde', la estrategia de la concejalía de Medio Ambiente para poner las capacidades y los recursos verdes de Logroño al servicio de la salud y el bienestar de las personas, porque el medio ambiente es nuestro mejor aliado», señala José Manuel Zúñiga, concejal de Medio Ambiente. La iniciativa «está compuesta por cuatro objetivos y diez líneas de actuación para lograr un desarrollo ecológico al servicio de la salud pública y la transformación social. Toma como referencia la agenda de las Naciones Unidas e incorpora una perspectiva verde al ODS 11 de la Agenda 2030», añade.

No obstante, Zúñiga admite que el confinamiento sirvió para ver que podríamos tener un Logroño diferente y es al que se trata de llegar: «Observamos que Logroño disfrutó de una avifauna mayor, nuestros parques presentaban un aspecto más naturalizado, incluso en los alcorques crecieron hierbas adventicias. Esta circunstancia no supone que el Ayuntamiento haya dejado de realizar el mantenimiento habitual sino que está abogando por continuar con lo que la naturaleza ha comenzado, por sumarnos al 'Escudo Verde' de la ciudad» y esa medida está dando ya sus primeros frutos en forma de ahorro hídrico y de aparición de especies locales en las praderas.

Jaime Caballero reconoce que en su área (la capitalidad europea exige intervenciones en la movilidad), el COVID ha ayudado puesto que «la pandemia exigía un espacio público seguro para las personas». «Nosotros hemos seguido esta exigencia con cambios en vías principales, con la puesta en marcha del primer carril-bus en la ciudad, con la pacificación de manzanas, con la adaptación de las calles y barrios», agrega.

Caballero es consciente de que la nueva movilidad «nos exige un cambio de mentalidad, un cambio cultural, y claro que nos cuesta. Pero debemos pensar si queremos una ciudad pensada para el coche, con ruido y contaminación, con un número de atropellos inaceptable, que es la que heredarán nuestros hijos e hijas o, por el contrario, queremos contribuir a un cambio y ser protagonistas modificando nuestros hábitos» y es que virar hacia la ciudad verde exige didáctica, según afirma también Zúñiga: «Hay que explicar bien los cambios y el tratamiento que se da a los parques y jardines, y ya lo estamos haciendo».