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El edificio de la calle San Agustín 17, de Logroño, en el que durante años y años ha desarrollado su actividad el restaurante Las ... Cubanas, está a la venta. Y lo está por 1.750.000 euros. El bloque, que hace esquina con la calle Albornoz, al lado del Museo de La Rioja, cuenta con cuatro plantas y terraza, en total, 710 metros cuadrados 650 metros cuadrados útiles repartidos en una veintena de estancias.
Más de un siglo han visto sus piedras. Si la publicidad sobre su venta que muestran algunas páginas inmobiliarias hablan de 1918 como su fecha de construcción, la Guía de Arquitectura de Logroño que firma Juan Díez del Corral, la sitúa en 1893 y firmada por el arquitecto Francisco de Luis y Tomás (1847-1910), autor de alguna casa más de ese tramo, como el número 13. El influyente profesional incluso llegó a vivir en lo que hoy es el Palacete del Gobierno regional. Díez del Corral destaca, en su libro, la galería que el inmueble del número 17 de San Agustín tiene al sur y que lo separa de la siguiente casa de la calle Albornoz.
La firma que se encarga de la operación es Adra360 Inmobiliaria y, en las apreciaciones que hace públicas en las webs de venta indica que el edificio se encuentra en «muy buen estado de conservación en general», con la Inspección Técnica de Edificios del 2016 favorable. En su opinión, el edificio invita a su reacondicionamiento hotelero-turístico en plantas superiores con el bar-restaurante existente en planta baja.
El restaurante que luego se llamó Las Cubanas fue fundado en 1926 como La Flor de La Rioja por una familia que regresó de Cuba tras la guerra, pero los clientes se referían al establecimiento por el origen de sus dueños, así que finalmente estos cambiaron el nombre.
En 1957 se hicieron cargo del negocio Lino Orio y Emilia Martínez y fue pasando de generación en generación, hasta que los hermanos Pury, Teresa y Nicolás Viguera lo traspasaron en 2004 y los últimos responsables del mismo lo dejaron hace tres años.
Hace un tiempo, una de las hermanas, Pury, señalaba a este diario, a cuenta de la coincidencia de numerosos traspasos de negocios hosteleros que coincidían en el tiempo, que, con la pandemia, no les había corrido prisa, pero que, una vez que se estaba pasando la crisis sanitaria, no les importaba volver a traspasar el establecimiento porque a la familia le hacía ilusión la reapertura, más en una zona revalorizada con la apertura del hotel de cinco estrellas, el Áurea Palacio de Correos. La misma Pury Viguera recordaba que lo que antes eran tres bares en la calle, ahora son una veintena.
La cocina, 50 metros cuadrados, está montada y dotada de maquinaria completa para su actividad. La capacidad del establecimiento es de más de 90 comensales en las dos plantas en las que tenía organizados los comedores. El edificio no está sujeto a ningún régimen de división horizontal y está libre de cargas e inquilinos, recuerda la entidad encargada de su venta, quien invita a consultar cualquier posibilidad de negocio para el inmueble.
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