«Tengamos que cerrar o no, las obras nos afectan»

Como podía leerse en las puertas de varios comercios y ante lo anunciado en los últimos días por el Ayuntamiento de Logroño, desde hoy lunes a las 8 de la mañana al menos hasta mañana martes, los comercios, bares y demás locales situados entre Ciriaco Garrido y Calvo Sotelo debían cerrar. Además, se recomendaba a los vecinos que mantuvieran las persianas bajadas y las ventanas bajadas. Sin embargo, a las 12.00 de la mañana en el lugar no se veía demasiado movimiento de trabajos de obra. El edificio permanece rodeado de vallas y está perfectamente delimitado que no pueden pasar vehículos, además de que se puede ver a varios trabajadores de OCISA, la empresa encargada del derribo, todos ellos pegados al teléfono y sin querer hacer declaraciones a la prensa sobre si los trabajos se estaban retrasando o todo estaba dentro de los plazos establecidos. Sí que han respondido desde su departamento de prensa, y han aclarado que el plazo de los trabajos es hasta el miércoles y que «todo está muy controlado». Por su parte, desde el Ayuntamiento no se pronuncian al respecto, y remiten a la empresa.

Y ante esta incertidumbre, los comerciantes se temían lo peor. «Si no ha empezado todavía, ya verás tú si se retrasa», comentaban un grupo de vecinos justo frente al edificio de Adoratrices.

Quienes no han recibido notificación alguna han abierto sus comercios con normalidad y atienden a los clientes como cualquier otro día, pero sí que están pendientes de lo que pueda ocurrir. «A nosotras no nos han dicho nada. Mucha gente cree que la zona está cerrada, sí que nos afecta. Pero nosotras abrimos igual», explicaban desde la tienda de moda 'Spiral' (Juan XXIII, 15).

«A mi ni me han avisado, ni tengo ningún papel, ni nada», explica Chelo Ruiz, de la tienda de moda con el mismo nombre (Juan XXIII, 15), aunque reconoce que ha estado de vacaciones y que hoy para ella es día habitual de cierre. Sin embargo, este martes sí que piensa abrir como lo haría cualquier otro día.

En muchas de las tiendas se podía ver en su escaparate un cartel informador del cierre, como en Cuplé (Calvo Sotelo, 20). Otras, sin embargo, no habían recibido ninguna notificación y pensaban que quizás a lo largo de la mañana algo podrían decirles. Es el caso de Julio Herrero 1971 (Calvo Sotelo, 18), tienda de diseño pegada a Cuplé: «Nosotros hemos abierto con normalidad, pero sí que pensábamos que igual a lo largo de la mañana nos podían decir que teníamos que cerrar. Pero nadie nos ha dicho nada».

En cuanto a los viandantes, la situación se divide entre quienes no se habían enterado del comienzo del derrumbe y quienes estaban al tanto pero han querido ir de compras igualmente. Todo ello, teniendo en cuenta que los lunes es un día habitual de cierre en los comercios. «No solemos ir de compras un lunes por la mañana, pero teníamos vacaciones y nos estamos dando un paseo. Sí que sabíamos que había obras, pero suponíamos que no todo iba a estar cerrado», explican Beatriz y Sonia, dos hermanas.

Otros recorren a zona de la misma forma que lo harían cualquier otro lunes, aunque algunos se ven sorprendidos por las vallas que se han colocado en el lugar: «Pensábamos que no se podía pasar por aquí (Juan XXIII), pero sí que se puede, así que nosotros seguimos con los recados que teníamos que hacer», cuentan Luisa y Jose.