La cuarta estación

Nunca antes se había hablado tanto en Logroño de estaciones. Nunca como hasta ahora las terminales habían dado para tanta conversación en la capital de La Rioja. La de trenes ha dado paso a la de autobuses en las tertulias y en los corrillos y, sin darnos cuenta, llevamos años enredados entre traviesas y andenes. Y lo que nos queda.

Primero fue la construcción y puesta en marcha de la nueva de ferrocarril con su parque elevado y su mirador en la otrora playa de vías férreas, luego la rehabilitación de las fachadas del edificio de la vieja de autobuses entre las avenidas de España y Pío XII y la calle Belchite, y ahora las obras de la que tiene que sustituirla a escasos metros y que se va a retrasar y a encarecer. Aún nos dará que hablar, por tanto.

Queda al margen de la charla, sin embargo, una cuarta estación. Una cuarta estación de 'spray' que, además, se ubica en la misma zona de estaciones. Una terminal, a la vista de todos, que va camino de los diez años. Mucho más barata que el resto y mucho más colorida. Pintada en una pared de la plaza de la Alhóndiga en recuerdo de la vieja estación de tren que se ubicaba en la hoy inexistente plaza de Europa.

Diario LA RIOJA se hacía eco a principios del 2010 del grafiti que desde el año anterior podía verse en la fachada de un almacén perteneciente a una farmacia de la plaza Monseñor Romero, justo a la derecha del bar Trocadero. Metros y metros de 'blanco impoluto' en su día, que llevaron a 'The Bomber' y compañía (grafiteros locales de la época) a interesarse por el 'lienzo' y, alcanzado un acuerdo con la farmacéutica y el hostelero, ponerse manos a la obra.

El encargo era plasmar la estación de trenes y el reto de los jóvenes lograr trasladarla al muro desde una simple fotografía. El trabajo se llevó a cabo al ritmo de 'hip hop' y con el monopatín como medio de transporte cuando el derribo del edificio aún no tenía fecha establecida, aunque estaba ya acordado en medio de una gran polémica...

¿Resultado tras horas y más horas tirando de muñeca y más de «200 botes» después? El 'está quedando bonito, eeeeh?' que puede leerse en la parte de abajo lo decía y lo sigue diciendo todo. No en vano, esa fue exactamente la frase más repetida durante la semana que se prolongaron los trabajos... reducida al 'es bonito' de a día de hoy. «Sigue llamando la atención y se cuida», nos dicen desde el vecindario.

Luego llegaría el derribo de la estación en sí, la puesta en marcha de la provisional de Marqués de Larios, también desaparecida, y, por fin, a finales del 2011 llegaría el primer tren a la nueva entre Lobete y Miguel Delibes, la que aún sigue esperando el abrazo en forma de cúpula de la de autobuses que se levanta desde principios del 2017.

Mientras Logroño aguarda a que el cambio de la terminal de autobuses se lleve a efecto, sepan los logroñeses que en su ciudad hay una cuarta estación, motivo central de uno de los 'murales' que a golpe de 'spray' y desde hace una década ha pasado a erigirse en el único testimonio que tienen de lo que en su día fue la terminal de Renfe. ¿Acaso alguien se acuerda ahora de cómo era cuando estaba en la Gran Vía?

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