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No solo supone un deterioro de la imagen que ofrece la ciudad, del centro a la periferia, sino que también conlleva un desembolso económico que ... no es de recibo. Que el vandalismo sale caro es algo que se viene repitiendo cada cierto tiempo, si bien en esta ocasión se le ha puesto precio desde el Ayuntamiento de Logroño.
Así, y según los datos facilitados desde el área de Medio Ambiente a Diario LA RIOJA, la factura de los actos vandálicos con cargo a las arcas municipales asciende a 267.050 euros anuales, un importe que sería más elevado si se contabilizasen en la misma lo que suponen actos incívicos tales como tirar chicles al suelo.
«El coste estimado de despegar un chicle es de 0,40 euros por unidad, por lo que, en una actuación diaria y en una determinada zona, puede llegar a suponer hasta 1.500 euros y la jornada de un operario con su equipamiento específico para tal labor», apuntó recientemente el concejal delegado, Jesús López.
A ello, apenas unas semanas después, añadió que la limpieza de pintadas puede alcanzar los 150.000 euros al año, momento en el que este periódico se interesó por la factura total, a la que se le suman otros «costes aproximados en concepto de limpieza y recogida de residuos motivados por actos de vandalismo».
En ese sentido, a la eliminación de grafitis, en la misma le siguen la limpieza por eventos no programados, botellones en su mayor parte, con hasta 25.100 euros cada ejercicio; y la retirada de vertederos incontrolados –también considerados vandalismo, lo que significa un esfuerzo en cuanto a la utilización de medios y posterior de gestión de residuos–, que asciende a 20.600 euros extra.
Todo acto genera una consecuencia, resultado, efecto o reacción, y lo cierto es que en el caso del vandalismo representa gastos para la Administración local y, por tanto, para el bolsillo de todos. «Por desgracia, tendemos a acabar normalizando todo lo que viene ocurriendo a nuestro alrededor, caso de las pintadas», lamenta Jesús López, quien, llegados a este punto, cree que «el ciudadano tiene que saber las cosas como son», de ahí que incida en la importancia de esos 267.050 euros, «que con excepciones y en situaciones especiales se multiplican fácilmente por dos o por tres».
«Que nadie pierda de vista que con 250.000 euros Medio Ambiente ejecuta un parque como el proyectado en Las Tejeras o sustituye las viejas tuberías de fibrocemento en cuatro calles», ejemplifica un López que asegura que nunca llegará a entender por qué la ciudad de Logroño tiene que hacer frente cada año a la desaparición de entre 10-12 contenedores «que por una u otra causa son irrecuperables» o que incluso más bancos aparezcan con sus maderas –tanto de los asientos como de los respaldos– «partidas usando la fuerza bruta».
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