El Cortijo alberga el Monte de la Poesía

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Diego Marín A.

El Cortijo alberga el Monte de la Poesía

Aparecen más de media docena de intervenciones artísticas en la naturaleza en la Picota del barrio de Logroño, esculturas construidas con piedras, madera, alambre y duelas y cinturones de barrica en la exposición anónima 'Los Cejotas'

Diego Marín A.

Logroño

Miércoles, 3 de marzo 2021, 18:50

El pasado confinamiento perimetral de Logroño ha provocado que los paseantes, senderistas y deportistas hayan exprimido los límites del término municipal. Y casi en su extremo Noreste, en el barrio El Cortijo, han proliferado una serie de esculturas que, a modo de intervención en la naturaleza, han convertido parte de la Cuesta de la Isla (más conocida por los ciclistas como «la trialera»), en el paraje Barbazán, en el Monte de la Poesía. Un escueto cartel así lo presenta: «Usted se encuentra en el Monte de la Poesía. En el entorno paisajístico del meandro del Ebro. En exposición: Los Cejotas. Disfrute, participe si lo desea y respete. Por favor».

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En el pequeño monte que separa el barrio del mirador, y que tiene las piscinas municipales y el cementerio a sus pies, hay un recorrido artístico con al menos media docena de esculturas, aunque cada cierto tiempo prolifera alguna nueva. La primera, una especie de reloj de sol con cuentas en las que se puede leer «Tanis» sobre un tronco de madera y que preside la efigie de un hombre pintado sobre una piedra. La segunda, una gafas construidas con metal a las que se le han caído y roto los cristales. La tercera parece un homenaje al colectivo sanitario en su lucha contra el COVID-19 con un médico o enfermera hecho de alambres y, a sus pies, unas gallinas y un quesito. La cuarta es un pastor descabezado, con la pétrea testa sobre el regazo, rodeado de ovejas, con el León Dormido a su espalda. La quinta es una bicicleta dibujada con piedras. La quinta es una serie de dibujos, también hechos con piedra, como una flor, un corazón, el símbolo del amor y una mariposa, todos enmarcados, y guardando en dos cajas, también pétreas, unas ramas de romero y el poema de Antonio Machado 'Mariposa de la sierra'. Porque todas las obras, además, están acompañadas de un poema.

Vídeo. Diego Marín A.

La pieza más singular es la de un gato construido con duelas y cinturones de barrica. Elegante felino con bigotes, orejas puntiagudas y pajarita que luce más al atardecer. También destaca la última figura, en la parte más elevada, un monigote que parece abandonar la ciudad y saludar al barrio del Cortijo pero que, en realidad, revive la figura del vigía que antaño avisaba a los vecinos de la llegada del tren: «Desde este mismo punto, en tiempos de la construcción de las vías del ferrocarril, el vigía avisaba de la llegada del tren. Fue la ausencia de teléfonos en la época la que propició esta figura. Y los obreros, que lo divisaban desde lo lejos, sabían que, si se mantenía tieso, significaba no haber peligro, y si se tumbaba, que el tren estaba próximo a llegar».

«Le damos las gracias»

El autor de esta intervención artística en el paisaje, según ha podido saber Diario LA RIOJA, no quiere darse a conocer, al menos por el momento, a pesar de haber firmado con sus iniciales algunos de los textos que a acompañan a las obras: C.J.A. Desde el barrio El Cortijo, no obstante, están encantados con la original idea. «Le damos las gracias porque está quedando bonito y cuida la naturaleza», opina Arantxa Bargo, una de las coordinadoras de la AAVV del barrio. «La Picota, que es como la llamamos, bien podría llamarse Monte de la Poesía», añade Arantxa Bargo. Ciertamente, desde allí, las vistas son hermosas: se divisa toda Sierra Cantabria, el León Dormido y el meandro que dibuja el Ebro a su paso por el Cortijo, dejando en medio otro monte hermano, El Rincón, y el mar de vides Viña Lanciano.

«Ha aparecido desde el confinamiento, todo con material reciclado o natural, y, cuando puede, al parecer, lo amplía porque cada vez que subo hay algo nuevo», explica Arantxa Bargo. El Monte de la Poesía del Cortijo se convertirá, sin duda, en un nuevo reclamo turístico para el barrio, que ha notado un sobresaliente aumento de gente por sus alrededores con la pandemia y las restricciones de movilidad. «Estábamos deseando que la gente conociese El Cortijo, que hay gente que ni sabía que pertenecemos a Logroño, pero lo que pedimos, sobre todo a los senderistas y a los ciclistas, que sean respetuosos y no tiren basura ni escupan ni deterioren el campo», declara Arantxa Bargo.

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