A falta de cuatro días para terminar el programa de formación, diez alumnos de los 50 participantes en el Vivero de Empleo de la UNIR y el Ayuntamiento de Logroño para logroñeses en paro firmarán en los próximos días un contrato laboral, la mayoría el sector de administración de empresas. Más adelante, «seguramente serán más», pronostica Marta Carrión, del Departamento de Formación para Empresas de la UNIR, en relación a este proyecto 'on line', que comenzó el 12 de mayo y concluye el 28 de julio y que ha tenido como único objetivo ayudar a encontrar trabajo.
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Elisabet Vaquero, de 36 años, es una de las alumnas recién contratadas. «Es una sustitución como técnico de laboratorio para este verano», anuncia satisfecha esta logroñesa, de 36 años, que acumula dos grados superiores, uno en vino y otro en laboratorio, pero también una lista de proyectos frustrados por culpa de la crisis. «Me llaman, pero luego no salen adelante porque no hay dinero para llevarlos a cabo», asume.
La incertidumbre económica del país también ha acompañado a Alejandro Gabarda, de 52 años y en paro después de una dilatada vida laboral como supervisor de Iberia en Holanda y más tarde en España. Padre de tres hijos y afincado en Logroño por motivos familiares, es el alumno más veterano del Vivero. Desde la Asociación de Familias Numerosas de La Rioja le hablaron de esta iniciativa donde ha iniciado un proceso de reincorporación laboral con muchas expectativas.
Su búsqueda de trabajo desde que le afectó el ERE de la compañía aérea en 2015 –ya trabajando en el aeropuerto de Agoncillo– y una posterior incursión hasta el año pasado en el sector del alquiler de vehículos en Logroño, ha sido dura y con frecuencia desmotivadora. «No me contratan ni como repartidor, ven que no soy joven y, sobre todo, les da miedo que con mi trayectoria les deje en cualquier momento». Él no renuncia a nada, sobre todo desde que la situación con el COVID-19 se ha complicado enormemente en su ámbito de trabajo. «Han cerrado hoteles y todo lo del turismo está muy parado en La Rioja y fuera».
«Este vivero ha sido una oportunidad fantástica por el apoyo que recibimos, al haber estado siempre trabajando me había quedado descontextualizado, ahora por ejemplo he aprendido a crear mi propia marca personal y estoy preparado para posibles entrevista de trabajo». Las oportunidades para este riojano de adopción, de padre valenciano y madre holandesa, empiezan a tomar forma. «Hay cosas que estoy valorando...».
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