López de Turiso, el secretario

De elegante figura coronada por inconfundible flequillo, José Luis desbordó talento jurídico y abundante sentido común a lo largo de toda su trayectoria.

De corazón asturiano, este logroñés de Luarca se hizo acompañar de ese humor ingenioso que convertía informes, consultas y reuniones en piezas maestras del entendimiento y del interés público.

Su sonrisa franca y mirada lúcida eran el seguro anticipo de que una conversación con José Luis resultaba una experiencia a la altura de la mejor Universidad del mundo. Porque para este servidor municipal, todos los asuntos merecen su estudio, todos los vecinos eran protagonistas y todos los compañeros eran amigos.

Como habilitado nacional recordaba con cariño la etapa en Guinea donde contribuye a una incipiente organización administrativa.

Sirvió a muchas Corporaciones logroñesas, convivió con diferentes Alcaldes, conversaba con todas las sensibilidades políticas y mantuvo lealtad inquebrantable al Ayuntamiento. Decía y practicaba que el funcionario era neutral en lo político y que el político debe ejercer neutralidad en lo administrativo.

Una merecida medalla de plata de la Corporación en 2003 reconoció sus 33 años de Municipalismo logroñés con escuela propia. Porque junto con otros compañeros,como el brillante arquitecto Javier M. Laorden, conformó una dirección municipal basada en la autoritas, que ayudó en las grandes transformaciones de la Ciudad.

Desde el nuevo Ayuntamiento, a los nuevos ensanches urbanos, el Parque del Ebro, la reconstrucción de Ruavieja o el Soterramiento, todo, llevaba su impulso jurídico, sentando la base para un futuro Logroño.

Supo transmitir a sus hijos el amor por el Derecho y la rectitud profesional. Y su mujer Clara aceptaba que su incansable devoción por lo público a veces suponía sacrificios en casa. Por eso hoy, Logroño le debe mucho también a ella.

Ahora marchas en calma a ese Cielo Azul que huele al Cantábrico de Luarca.

Descanse en Paz, el Secretario, el compañero, el confidente, el maestro el siempre logroñés.

Hasta siempre, José Luis.