«¡Casi he confesado más en la cárcel que aquí!»

Lunes, 18 de febrero 2019, 14:06

Desconocen el delito que ha cometido el preso que tienen delante. No prejuzgan. No tienen miedo. Pero lo que sí atesoran son competencias para el diálogo y abundante cariño.

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- Sin pretender vulnerar, indudablemente, el secreto de confesión... ¿de qué hablan con los presos, qué les cuentan los internos?

- Hilario. Lo que ellos quieren. Su vida. Ellos hablan, y punto. Y a partir de ... ahí pues vas dialogando.

-¿Están necesitados de hablar?

- Hilario. Hombre... Lo que pasa es que les cuesta. Al principio les cuesta un poco coger confianza.

- ¿Y confesión piden muchos presos?

- Hilario. No, no. Alguno sí...

- No es lo más habitual...

- Hilario. No, tampoco es que sean muchos...

- Juanjo. ¡Si fueras a nuestras parroquias verías que tampoco es muy habitual! (Carcajada general).

- Hilario (risas). ¡Casi he confesado más en la cárcel que aquí!

-¿Han pasado miedo alguna vez en la cárcel?

- Hilario. No. Yo, personalmente, no. Hasta ahora, no. Porque a lo mejor tampoco lo piensas. Yo voy a la cárcel pensando que es un sitio en el que me voy a encontrar a personas y voy tranquilamente.

- Juanjo. Coincido, coincido plenamente con Hilario.

- Hilario. Yo no sé si el día de mañana pasará algo, pero hoy por hoy, no.

- Juanjo. Los voluntarios de la Pastoral son valorados por el centro penitenciario, tanto por los presos como por los funcionarios, no hay ningún problema.

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- Hilario. Es más, cuando vas alguna vez a algún módulo si hay alguno por allí que te conoce enseguida empiezan a hacerte alguna broma del tipo «Hombre, ¿cómo tú por aquí?, ¡a ver si vienes más!».

- ¿Cuál es el peor delito que se puede cometer?

- (Silencio prolongado). Juanjo. Es subjetivo. Para un padre será una violación a un menor y para una persona que esté en una empresa, no sé, algún delito económico...

- Hilario (tras reflexionar un tiempo). Es muy difícil... no sabría... Hombre, cuando se ataca a las personas y si encima son menores es verdad que son delitos muy graves...

- ¿Y los ataques terroristas?, ¿delitos que apelan a una religión?

- Hilario. Casi es más lo otro... hoy por hoy yo creo que el peor delito es atacar a la persona en su integridad tanto física como moral, y ahí están esos delitos de pederastia... Pero volvemos a lo de antes. Cuando tú vas a la cárcel el tipo de delito que haya cometido no te condiciona, tú vas a hablar con la persona y punto. Y eso es lo bueno. No sabes si esa persona ha cometido un asesinato, un abuso... Vas a la persona, no al delito que haya cometido.

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En este momento, Magda, presente en la entrevista, se suma a la conversación: «Y cuando lo sabes tienes que 'trabajarte'. Yo he estado sentada con un chico que te dice que ha cometido dos violaciones y también quizá por mi condición de mujer tienes que procesarlo, hay que trabajarlo, aprender a seguir atendiendo a la persona, a no juzgarle».

- ¿Han hecho amigos en la cárcel?

- Hilario. Todavía no nos ha dado tiempo... Hay algunos que salen los domingos y hablan contigo. Les vas cogiendo un cierto cariño, y piensas, '¡Cuánto tiempo lleva en la cárcel!', y te cuentan y dices, 'pobrecito'... Claro que les coges cierto cariño, cómo no, sólo faltaba...

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