El colegio Juan Yagüe está a punto de culminar un proceso que ha levantado expectación. Va a cambiar de nombre y todo apunta a que el nuevo será Ana María Matute. El consejo escolar del centro educativo, reunido este miércoles, decidió presentar varias posibilidades a ... la Consejería de Educación y la administración se ha decantado por la autora nacida en Barcelona aunque de origen mansillano, si bien aún faltan algunos trámites que cumplimentar para que sea oficial.
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Una vez que esté todo en regla, el colegio tendrá que modificar desde logotipos a sellos, rótulos, las páginas web en las que figure... pero la intención, expresada por el director del centro, José Ignacio Martínez, cuando se inició el proceso de elección de la nueva designación, es la de emplear los meses que quedan de este curso a modo de transición e iniciar el siguiente ya con la adaptación a la designación nueva hecha.
La modificación a punto de consumarse ahora fue instada desde la Consejería de Educación para dar cumplimiento a la Ley de Memoria Histórica. Durante el mes de febrero, se abrieron cauces de participación para recoger sugerencias dentro de las posibilidades que ofrecía una situación de pandemia y, desde luego, llegaron. Vaya que sí.
Así, Ana María Matute ha tenido que competir con María de la O Lejárraga y María Teresa León (presentados estos tres nombres desde la Asociación para la Preservación de la Memoria Histórica La Barranca); pero también con Rosario Lamela, maestra que ideó 'el tacatá de la enseñanza de la escritura'/Cuadrovía Lamela'; o con Marina Ruiz Rioja, yagüerina que trabajó para difundir la cultura popular en el barrio; o con Áurea de Villavelayo, precursora con Gonzalo de Berceo de los grandes místicos del Siglo de Oro; o con Carmen Castilla Polo, maestra y pedagoga, ejemplo de logroñesa adelantada a su tiempo con biografía guardada en la Real Academia de la Historia....
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Una vez puestas las condiciones, que pasaban por adjudicar al colegio nombre de mujer y, a poder ser, riojana con méritos suficientes, las propuestas se presentaron por correo electrónico, alguna incluso con firmas recogidas en redes sociales. La Asociación de Padres y Madres del cole se implicó a la hora de dinamizar la consulta y envió mensajes a través de Racima, que es la plataforma que usa el centro, y desde los grupos de wasap que maneja.
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El proceso de modificación del nombre no solo no ha conllevado polémica, aunque también hubo quien quiso conservarlo ligado al del barrio vecino para dejarlo como Yagüe-Valdegastea, sino que ha sido bien recibido por la mayoría, según contó también el director en su momento.
Y es que, antes, fue el cambio de nombre de la calle General Yagüe, convertida desde hace un año en calle Rosa Chacel. Pese a las dudas iniciales, que llevaron a plantearse dejar la denominación como calle Barrio de Yagüe, se optó por dedicar la vía a la escritora vallisoletana de la Generación del 27. A la vez se aprobaron los nombres de María Zambrano, Pilar Salarrullana, Luisa Marín Lacalle, Solidaridad y Diversidad para las calles que fueron Víctor Pradera, García Morato, Milicias, Jorge Vigón y Alférez Provisional.
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Terminaba de esta forma la revisión de los nombres de reminiscencias franquistas del callejero logroñés. Del callejero. Pero la tarea no estaba terminada del todo. El cole aún conservaba el nombre del 'carnicero de Badajoz'.
Contaba Ana María Matute, allá por 2011, en las páginas de este periódico, que prefería escribir cinco cuentos seguidos que un discurso . Y tuvo que escribir unos cuantos porque no le faltaron distinciones. Los alumnos del todavía colegio Juan Yagüe tendrán a una premio Cervantes en el rótulo de su centro. Pero también recibió el Nacional de las Letras, ocupó la letra K en la Real Academia Española y fue candidata al Nobel hasta cuatro veces...También narraba desde estas páginas que «cuando era pequeña» su madre tenía «una casa en Mansilla, porque nació allí, así que era donde pasábamos los veranos». «Mansilla y La Rioja, además, han aparecido en libros míos como 'El río', que es lo único autobiográfico que he escrito en toda mi vida. También en 'Los hijos muertos', pero eso ya es ficción, es otra cosa distinta», rememoraba.
Con los años, siguió manteniendo relación con esta tierra y en 2008 presidió el Premio de Novela Ciudad de Logroño, que entonces cumplía su segunda edición. Aprovechó además esa cita para ver a su hermana y a sus sobrinos, contaba después. Murió en Barcelona, su ciudad natal, en 2014, cuando iba a cumplir los 89 años. La «niña que tuvo el mal gusto de crecer», como ella misma se definía, fue una de grandes autoras de la posguerra. Entre sus hitos, además de 'Los Abel', 'Primera memoria' o 'Los soldados lloran de noche', destaca 'Olvidado rey Gudú', su favorito, cuya primera edición depositó en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes en 2009. Fue la primera mujer que lo hizo. Fue la primera en muchas cosas.
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