Logroño

El colector desde Nalda atravesará el parque del Iregua y obligará a su reforestación

La construcción del nuevo emisario del Bajo Iregua se acomete desde 2023 (el anterior data de 1991), y Diario LA RIOJA ya daba cuenta en la primavera de este año de las afecciones del mismo a la Vía Romana. El proyecto, declarado de interés general del Estado en 2009, llevaba años sobre la mesa con el objetivo recoger los vertidos de los núcleos asentados en la cuenca baja del Iregua y conducirlos hasta la depuradora de Logroño para su correcto tratamiento.

La actuación en cuestión incluye la construcción de un emisario de 17 kilómetros de longitud aproximadamente desde Nalda (y un ramal de 700 metros a Lardero), y cinco tanques de tormentas en cada una de las conexiones con los distintos municipios (Villamediana, Alberite, Albelda, y los citados Nalda y Lardero) cuya finalidad es la de recoger los excesos de caudal que se producirán durante las lluvias y almacenarlos hasta que se puedan incorporar al sistema general.

Y las obras, tras no pocas idas y venidas, han llegado a la capital, uno de sus puntos más delicados pues la canalización de aguas residuales que dará solución a los problemas de saneamiento de la citada cuenca baja del afluente del Ebro horadará la citada zona verde de sur a norte. Ello obligará a su revegetación a fin de restaurar la superficie afectada y devolverla a su estado original.

La sociedad mercantil estatal Aguas de las Cuencas de España (Acuaes), dependiente del actual Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, lleva con el proyecto en cartera desde 2010, si bien no ha sido posible ponerse manos a la obra hasta cuando las condiciones financieras lo han permitido, en este caso en forma de fondos europeos Next Generation.

Sin embargo, tal y como recuerda el concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Logroño, Jesús López, en 2016 ya hubo una reunión entre la citada Acuaes y el Consorcio de Aguas y Residuos de La Rioja, además de el Gobierno regional y el Ayuntamiento logroñés, a fin de «minimizar» el impacto del proyecto, pues en su último tramo salta de la margen derecha del río a la izquierda, coincidiendo con su entrada en Logroño entre el parque del Iregua y La Fombera.

Hoy, ocho años después y tras su adjudicación en mayo de 2023 a la UTE formada por Fomento Agrícola Castellonenses (Facsa) e Imathia Construcción por 13.970.033 euros y un plazo de ejecución de 19 meses, la preocupación municipal sigue estando y el interés es que el parque del Iregua sufra el «menor daño posible».

Las afecciones por las obras del emisario a su paso por el término municipal, en cualquier caso, son inevitables, y los esfuerzos se centran en el plan de reforestación al que se ha comprometido Acuaes habida cuenta de que se verán alterados 28.000 metros cuadrados de una extensión total de 210.000.

Así, los detalles del proyecto hablan de que finalmente se afectará a un total de 179 árboles, en su mayoría chopos de ribera, de los que hasta 94 serán talados y 40, eso sí, trasplantados (45, además, resultarán afectados, pero en sus raíces o ramas). Por ello, desde el Consistorio capitalino se está muy pendiente del comprometido plan a fin de disminuir impactos (con arbolado con el mayor «número de savias» posibles y con la previsión de que en enero la obra esté acabada con la superficie revegetada/reforestada, es decir, con el césped sembrado y el arbolado plantado).

Y más teniendo en cuenta que la actuación, que ya puede verse, se contempla en su mayoría como una excavación de zanja a cielo abierto (con la excepción de dos tramos de hincas para salvar el puente del ferrocarril Castejón-Bilbao y el de la carretera de la avenida de Zaragoza).

«Con esta actuación, el parque cambiará su aspecto temporalmente, si bien se estima que entre 4-5 años vuelva a parecerse al actual», explica López, quien prefiere quedarse con «lo positivo» como es la cesión al Ayuntamiento de los terrenos próximos a la ETAP y a La Fombera, con lo que el futuro parque del Iregua (cuya primera fase data de 2004 y la segunda de 2008) se verá incrementado con unos 10.000 metros cuadrados de zona verde –incluso algo similar al sur de Puente Madre, en las escombreras en las que se trabaja al este del hospital San Pedro, donde se construye uno de los tanques de tormentas–.

Se da la circunstancia, además, de que la afecciones al parque cambiarán dependiendo del tramo, pues las mayores se concentran entre el puente atirantado de la LO-20 a Zaragoza y el del ferrocarril, dado que la tubería discurre por la superficie de paso más estrecha (entre el río y el talud); siendo menores tanto en el primer tramo entre Puente Madre y el citado puente de los tirantes (donde la tubería se soterrará con normalidad) como en el tercero y más próximo a la desembocadura (donde la pendiente de la canalización no hace posible el soterramiento completo y lo deja en superficie aportando tierra vegetal sobre la misma formando una zona elevada en el parque).