La colección de Gerstenmaier, de Logroño al Prado

En aquel 2008, Diario LA RIOJA contaba que la colección del alemán aglutinaba obra de autores europeos, desde el siglo XV hasta el XX, y que deseaba que la capital riojana las recibiera de forma permanente. Dicho ofrecimiento se formalizó a través del profesor e investigador logroñés de arte Francisco Fernández Pardo, quien había mantenido dos encuentros con Luis Alegre y Javier García Turza (consejero y director general de Cultura de aquella época). El germano, decía la noticia, deseaba «que una institución se hiciera cargo de los cuadros y garantizara un tratamiento técnico y una conservación adecuados».

El empresario pensaba que el edificio de Correos, de la plaza San Agustín, era el enclave idóneo para recibir la colección, ya que «permitiría configurar un espacio museístico de gran interés junto a otros enclaves como el Museo de La Rioja, la Sala Amós Salvador y el edificio del Parlamento».

Sólo un mes después, esa idea se desvaneció. Según contaba también Diario LA RIOJA, la propuesta había resultado inviable «debido a la condición temporal requerida por el empresario», ya que quería que el edificio acogiera sus obras en un plazo no superior a quince meses. «Entre poner a todos de acuerdo, redactar un proyecto museístico y rehabilitar el edificio para su nuevo uso se necesitarían varios años, no meses», afirmaba el director general de Cultura, Javier García Turza.

Ya por entonces Francisco Fernández Prado aseguraba que varias ciudades se disputaban la colección del germano. Finalmente, algunas de las piezas han encontrado acomodo en el Museo del Prado. Allí no van a parar las más de 200 de la colección, aunque sí once de autores tan representativos como Joaquín Sorolla, Joaquín Mir o Ignacio Zuloaga.