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Quienes pasean el centro de la capital ya lo han notado. Aunque la ciudad consolidada parezca un paisaje inamovible, va cambiando sus piezas y, en los últimos tiempos, en los primeros pares de la calle Solidaridad y en la parte media de la Gran Vía se han demolido casas de los años treinta y cuarenta del siglo pasado y se han ido levantando otras acordes a los tiempos, piscina al estilo de la periferia incluida en algún caso. Este verano, sin ir más lejos, la demolición del edificio de Gran Vía 21, llegó a cortar la circulación de República Argentina unos días. Y quienes pasan por el entorno del Labrador ya saben que han de tener en cuenta los vallados tanto de la obra del número 14 como los recién colocados para la rehabilitación del 18.
¿Por qué el centro? A medida que se han ido agotando los sectores que preveía el Plan General, la construcción se ha ido centrando en aquellos que quedaron a medias tras la crisis de la burbuja inmobiliaria y en los polígonos en reconversión. De hecho, los principales movimientos se han dado en los últimos tiempos en el entorno de Alfonso VI, Portillejo y la avenida de Burgos y en El Campillo. Pero, a la vez, también se ha ido actuando algunos enclaves céntricos, no pocas veces para sustituir bloques que ya existían. Así se cuentan casos como el de Duquesa de la Victoria 37-39, aún en obras, o la esquina de Murrieta 20 con Canalejas, famosa en su día por alojar una tienda aún recordada llamada 'Muñeca de trapo'.
El edificio, que firmó Agapito del Valle en 1942, se encuentra en pleno proceso de demolición de su cubierta para reconstruirla. De ahí los andamios.
El inmueble que está levantado Ocisa, con licencia de abril de 2023, con 8 viviendas, trasteros, garajes y local comercial, sustituye a otro del año 1940.
El número 12 cuenta con sus ocho plantas y sus ocho viviendas, construidas por Aransa, desde 2020. El anterior también fue un edificio de 1940.
Construcción Medioambiental de Vanguardia Shikoruro tiene licencia de obra desde este pasado mayo para levantar siete plantas con siete viviendas.
El Vara de Rey 10, que presta buena parte de su fachada a la Gran Vía, data de 1936, pero fue rehabilitado en 2012 conservando galerías, escaleras, patios....
En ruina desde 2014, sus bajos han matenido actividad comercial hasta hace unos meses. Su demolición ha terminado este verano. Lo primero, ahora, tendrá que ser una modificación de Plan General que iguale su próxima construcción en alturas al resto de la Gran Vía.
El nuevo edificio, que acabó Coblansa en 2014, se llevó a cabo después de una terrible explosión de gas en el anterior, en 2010, que acabó con la vida de una familia.
El edificio de Fermín Álamo, de 1934, fue demolido en 2017 y terminado de construir por Samaniego Gestión, con sus nuevas 8 plantas y 18 viviendas, en 2021.
La construcción, de Qoda y de 2019, posee 28 pisos porque llega a María Teresa Gil de Gárate, pone una piscina en la Gran Vía. También sustituyó a un edificio de Álamo.
AUX STEP FOR JS
En esta tendencia entrarían las acciones en el centro, centro de la capital. En los primeros pares de Solidaridad, al pie del monumento al Labrador, y los impares centrales de la Gran Vía. El concejal de Urbanismo, Íñigo López Araquistain recuerda que las normas urbanísticas permiten que los nuevos edificios, los que sustituyen a otros de hace décadas, tengan más altura para igualarse a los demás de la calle. En el caso de Gran Vía 21, lo mismo que su vecino de Gran Vía 19, aún de pie, está a la espera de una modificación que los equipare a los demás porque en su caso se daba una excepción, de manera que se pueda pasar de baja más cinco a baja más siete, con entresuelo y ático.
Y también refiere el edil que las inspecciones técnicas de edificios que han pasar desde hace tiempo todos los inmuebles que cuentan con más de treinta años obligan a los propietarios a realizar desembolsos en reformas en el caso de que los exámenes resulten desfavorables, una situación que también podría estar animando a tomar otro tipo de decisiones.
De las operaciones recientes que han ido cambiando la cara de esta céntrica fachada de la ciudad, las más antiguas son las de Vara de Rey 10, por la esquina que presta a la Gran Vía, y la de Gran Vía 25, que una tragedia se llevó por delante.
La reforma de la esquina de Vara de Rey con Gran Vía se sujetó a las normas específicas que Logroño tiene para parte de la calle Vara de Rey, los pares hasta el número 22. Y, dado que fue una rehabilitación, la obra respetó buena parte de las características del edificio original, de 1936, desde el portal y la fachada, al hueco de las escaleras o los patios.
Gran Vía 25, que contenía un edificio de Fermín Álamo de 1936, fue la tumba de una familia tras la explosión que se produjo allá por 2010. Levantar el nuevo edificio llevó cuatro años. Y detrás, aunque por otras causas bien distintas, han ido otros cuantos inmuebles de aquellos años treinta. El último en acabar en el suelo ha sido el de Gran Vía 21. Aún queda algún otro, como los números 19 y 27, el primero de Quintín Bello, como su derribado vecino, y el segundo también de Álamo, como el del inmueble que le acompañó durante décadas.
Los anteriores 29 y 31 fueron sustituidos hace apenas tres y cinco años. Del 31 decía el arquitecto Juan Díaz del Corral en su exhaustiva 'Guía de Arquitectura de Logroño', editada en 2007, que «la supervivencia de esta casa es una joya en un lugar como este». Hasta que dejó de sobrevivir. El primero ocupa la esquina y el segundo lo abraza para alcanzar también la calle María Teresa Gil de Gárate. Con ellos ha llegado, además de una piscina a la Gran Vía, también un supermercado de los que hasta ahora se quedaban en los barrios.
Varias de las acciones de sustitución se centran también en los primeros pares de Solidaridad. El número 8 cuenta con licencia reciente, apenas de mayo, si bien años atrás ya ha ido teniendo carteles que anunciaban la construcción de nuevas viviendas. Primero fue el número 12, donde había un inmueble de 1940 y se levantó otro de ocho. Y ahora es el 14, en el que hay unos planes del estilo. La citada guía de Díaz del Corral cuenta que, antes de estas dos casas, hubo allí proyecto para una sala de baile que nunca se hizo.
La intervención en el 18, la que ha dado lugar a la colocación de andamios, ha sido promovida por su comunidad de vecinos para demoler y reconstruir la cubierta del edificio con lo que, en principio, parece que la pervivencia del inmueble de Agapito del Valle de 1940 aún no peligra.
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Lo más céntrico de Solidaridad y Gran Vía sustituye lo antiguo
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