El colegio que presume de su pasado romano

El centro educativo recibirá un galardón que celebra su 28º aniversario y que el Consistorio capitalino otorga cada año a instituciones, asociaciones y centros de enseñanza que se han distinguido por su labor de promoción del conocimiento y realidad europeas, así como por su relación con los distintos países y programas de la UE. Con el mismo, y según se hizo público este lunes en tal caso, «se reconoce la labor que el colegio público del barrio de Varea realiza para divulgar valores europeos de concienciación, humanidad, diversidad, interculturalidad... y protección del patrimonio».

«Como equipo directivo, al llegar el pasado verano, teníamos claro que las ruinas que atesoran los bajos del colegio debían formar parte del proyecto educativo a fin de protegerlas y difundirlas, y es en esa línea en la que venimos trabajando al tratarse de una singularidad prácticamente única», explican Belén Sánchez-Moncayo Lombraña y Beatriz del Campo Miguéliz, directora y jefa de estudios, respectivamente.

Desde el Ayuntamiento, a la hora de conceder el citado galardón, se destacan precisamente «las visitas guiadas a los restos romanos que hay bajo el colegio». «Los alumnos de quinto y sexto hacen de guías para alumnos de otros colegios, mientras que los de tercero y cuarto conocen nuestra historia con una actividad de teatro que sirve también para promocionar nuestro patrimonio», explican ambas.

La Administración local, a través de la Concejalía de Patrimonio y Centro Histórico, ha trabajado con el claustro para dotar al centro de los datos suficientes para que los escolares valoren las ruinas –y así, por ejemplo, prepararon carteles para concienciar de su limpieza– dentro del citado proyecto de innovación educativa. «Estamos encantados con el premio (que se entregará el 9 de mayo); de entrada, porque reconoce nuestra labor; pero sobre todo porque es un estímulo para seguir trabajando de la misma manera en una profesión tan maravillosa como la de docente», sentencia Sánchez-Moncayo.

El colegio en cuestión, que comenzó a construirse en 1984 y no se terminó hasta 1986, «se asienta suspendido mediante pilares sobre los restos arqueológicos –una villa romana con un lagar– que de esta forma se conservan y dotan a las instalaciones de una configuración excepcional y un tanto inusitada». Su nombre Varia, además, se remonta a la denominación del primer asentamiento berón origen de la actual Varea.