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Fue un momentazo. Acababa de sonar el cohete mateo, y la plaza básicamente era una explosión. Entonces empezaron a sonar las estrofas del Himno a Logroño. Y, oh sorpresa: una plaza llena básicamente de churumbeles que no habían nacido cuando la canción fue compuesta empezó ... a saltar y bailar... y cantar. «Mi tierra es La Rioja, Logroño es mi pueblo...».
En la plaza, bajo una pancarta azul, estaba José Manuel Calzada, autor de la letra. «Mira que intento no ser muy dado a emocionarme», cuenta. «Pero la verdad es que fue...».
Sí, fue. Y mira que el 'Himno a Logroño' ha visto cosas desde que nació, hace ahora 25 años. Lo que tiene la vida: una canción que se ha convertido en patrimonio logroñés nació hija de un mosqueo. «Fue en el entierro de la cuba de 1993», recuerda el otro autor, el músico Rafael Ibarrula. «A los dos nos mosqueó que en el acto final de las fiestas se cantara el 'pobre de mi'». Y así, como reacción a la más navarra de las canciones festivas», nació la idea. «Tú pon la música y yo te hago una letra».
Lo demás, hasta el estallido de estos San Mateos en la Plaza del Ayuntamiento, es historia. La canción ha crecido y, de algún modo, se ha independizado. «Es una canción que ya es más de la gente que nuestra». Aunque no por eso les deja de sorprender, por ejemplo, «estar en el supermercado y oírla en el tono de un móvil», ríe Calzada.
En lo musical, la canción juega a ritmo de himno («allegro-alla marcia», indica su partitura) con un giro festivo. Y en lo literario, se trata de «un máster de historia de Logroño en dos minutos». Desde el «somos de estirpe berona» hasta el archigritado «en Logroño no hay tranvía... pero hay Universidad», una historia «de lo que es ser logroñés».
Ibarrula y Calzada están, pues, encantados . Aunque el músico reconozca un sentimiento algo «contradictorio» con el himno. «He compuesto unas 300 canciones, y me gustaría ser recordado por alguna más también», dice con media sonrisa.
Al final, una canción así sirve para casi de todo. Para un politono y para una reivindicación. La pancarta azul bajo la que el emocionado Calzada asistía al cohete era de una coordinadora pro refugiados. Su lema: «Y nadie en Logroño se siente extranjero».
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