Los caminos del vino vuelven a llegar hasta la histórica Barriocepo

La construcción de un edificio de siete aparcamientos turísticos, concretamente en los números 29 y 31 de la citada vía, ha sacado a la luz una pieza más, otra de las muchas que atesora ese eje central de la ciudad que surge a raíz del Camino de Santiago. No en vano, se trata de una de las calles más antiguas de Logroño cuyo origen se remonta al de la propia urbe, una zona donde durante los siglos XVI y XVII existían decenas de bodegas o calados.

Por ello, a nadie ha extrañado que durante las obras en el citado inmueble, reducido a solar desde hace años, haya salido «un torco de vinificación», elemento catalogado como BIC como parte del paisaje cultural del vino y del viñedo de La Rioja. A su vez, han aparecido siete infraestructuras excavadas en el terreno natural, silos de la época medieval que no tienen el interés del citado torco, «pues los silos son elementos más comunes consistiendo básicamente en agujeros en el suelo para almacenar cereal», explican fuentes conocedoras del caso confirmadas por el estudio de arquitectura, ingeniería e interiorismo Arquitect, encargado del proyecto, y Fernando Porres, arqueólogo responsable del correspondiente informe preliminar, la prospección y, actualmente, en plena redacción del informe final donde quedará todo debidamente documentado.

Así, fue durante la excavación/prospección para ejecutar la losa de cimentación de la futura construcción «cuando apareció el citado torco», un «elemento de vinificación», es decir, para la elaboración de vino, que «consta registrado desde mediados de siglo XVIII, concretamente en el Catastro del Marqués de la Ensenada (1749-1756), pero que documentalmente no se vuelve a mencionar desde entonces».

«A la espera del informe final no quiere decir que no sea anterior, pues sabemos que concretamente el número 31, era propiedad de un tío abuelo de doña Jacinta Martínez de Sicilia y Santa Cruz, la Duquesa de la Victoria, y en dicha ubicación había censados hasta dos sistemas para elaborar vino», apunta el propio Porres en alusión a lo que en su día fue una bodega enclavada en un bajo, siendo el 29 propiedad del convento de San Agustín.

Así, en este caso en concreto, el torco, un depósito rectangular en definitiva usado en el proceso de elaboración, finalmente y tras la emisión del informe favorable del Consejo Superior de Patrimonio de La Rioja, se ha desmontado y será posteriormente recolocado en el portal de la nueva casa, sirviendo de bienvenida.

El torco en cuestión dispone de unas dimensiones aproximadas de 2,7 metros de largo, con una anchura de 1,25 metros y una altura de 75 centímetros. No dispone de cubierta superior y su composición es a base de grandes sillares muy bien tallados solo por una de sus caras, ensamblados con mortero de cal.