Una calle de nobles y pecheros

Calle de nobles, calle de pecheros, de condes, de marquesas y de grandes herreros'. Así rezaba la invitación de la asociación Amigos de La Rioja para un nuevo 'paseo con Fede', en este caso por la histórica calle Herrerías, en pleno corazón del Casco Antiguo de Logroño. Varias decenas de personas acudieron a la convocatoria, con Soldevilla como guía, en la esquina con la plaza de la Cadena como punto de encuentro y con la sede del Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de La Rioja (COAATR) como principal parada.

La calle Herrerías ya recibía tal denominación en el siglo XVI. Así lo recoge el cronista oficial Jerónimo Jiménez en su imprescindible 'Las calles de Logroño y su historia', donde recuerda que en siglos pasados existieron en la hoy capital de La Rioja multitud de gremios de todo tipo y que Herrerías es una de las vías vinculadas a los extintos gremios medievales de artesanos que aún permanecen en el 'nomenclátor' logroñés junto a Boterías, Ollerías, Caballerías, Carnicerías y Mercaderes.

La misma, que enlaza con otras tan históricas como Cadena y Puente y la plaza del Mercado y en la que confluyen la plaza de San Bartolomé, la travesía de Palacio y Juan Lobo, fue recorrida por el numeroso grupo en la mañana de ayer descubriendo su historia, sus cosas viejas y nuevas y sus curiosidades.

La calle estuvo habitada en su día por nobles –clases pudientes, de ahí sus casas-palacios– y pecheros, es decir, plebeyos obligados a pagar o contribuir con 'pecho' o tributo que daban al Rey por razón de su vasallaje, defensa en la guerra y conservación en la paz. Hoy se debate entre lo que fue y lo que quiere volver a ser, con la apertura de algunos nuevos negocios, hosteleros y hoteleros, generalmente. «Se ha recuperado urbanísticamente buena parte de la misma, pero ahora lo que haría falta es recuperar la actividad», sentenció Soldevilla llegados a la plaza de Santa Ana –en plenoPERI Herrerías– con vistas a la aguja de la iglesia de Palacio.

El recorrido empezó con referencias a los lienzos de muralla del siglo XIII –donde hoy la Cocina Económica cuenta con un almacén adosado a las traseras de su sede de Rodríguez Paterna– y a la confluencia con el único escudo nobiliario en esquina que aún se conserva en la ciudad, y fue haciendo estaciones en dirección a la plaza del Mercado por una calle con hasta tres numeraciones –siendo la de 1772 la más antigua–.

La citada casa-palacio de los Salazar –hoy sede de los aparejadores y arquitectos técnicos riojanos, ayer funeraria Pastrana– se halla justo enfrente de la de los Gamarra –también de los Salazar, según fuentes–. «No nos olvidemos que se cruzaban pudientes con aún más pudientes», bromeaba Soldevilla en torno a tanto baile de apellidos ilustres, caso de los Jiménez de Enciso.

El palacio del marqués de Monesterio –casa de los Tejada–, actual sede de la Seguridad Social; la Casa Farias, que hoy acoge a Cáritas con su jardín tan característico a la entrada... Toda la esencia nobiliaria de una arteria histórica hasta llegar a los otrora establecimientos comerciales dedicados a la fabricación de muebles y objetos de artesanía en mimbre, recuerdo de lo que era la calle antes de llegar a los soportales del Mercado.

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