Cachitos de un Logroño que merece ser guardado
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'Pixel And Games', la asociación que ha recuperado los recreativos de antaño, trata de preservar los elementos de la oferta de entretenimiento de la capital riojana en los años 80 y 90Secciones
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'Pixel And Games', la asociación que ha recuperado los recreativos de antaño, trata de preservar los elementos de la oferta de entretenimiento de la capital riojana en los años 80 y 90Mucho más que los recreativos de antaño... mucho y cada vez más. De hecho, a día de hoy, acceder al número 52 de calle Piqueras es hacerlo a un Logroño que ya no existe, pero que casi todos recuerdan... incluso añoran. No es que cualquier ... tiempo pasado nos parezca mejor, es que uno va cumpliendo años y busca elementos a los que aferrarse. Y ahí nadie mejor que Rubén y los suyos para gestionar la inevitable nostalgia.
La asociación sin ánimo de lucro 'Pixel And Games' se presenta en sociedad como un «grupo nostálgico para la recuperación y preservación del patrimonio videojueguil de aquellos años mozos ochenteros, con maquinitas de las de antes». Sin embargo, ya son conocidos como ese lugar donde «jugar a las máquinas», sí; «pero además echar una partida como antes, es decir, en grupo y en un local para ello».
El colectivo lo hace posible desde hace tres largos años, en julio cumplirá cuatro, al haber conseguido reunir videojuegos y material de los años 80 y 90 (de distintos salones logroñeses) ofreciendo la posibilidad de un viaje al pasado (previa reserva en el 624224294 para un recreativo «a cachitos» que mantiene viva su memoria). Pero en sus dependencias ya empieza a haber muchos otros «cachitos» que aspiran a mucho más.
«Vendría a ser todo lo relacionado con la oferta que teníamos entonces, muy enfocada al entretenimiento de la sociedad de los 80 y los 90, ese Logroño totalmente desaparecido y del que tenemos ese recuerdo de cuando éramos pequeñitos y que, de algún modo, recorríamos con un sentido: no solo cuando íbamos a echar la partida, sino cuando íbamos a comprar chuches, a alquilar una película, a comprar un disco, a por ese libro que necesitamos en nuestros estudios de EGB...», explica Rubén Benítez, quien da voz a la asociación que construye desde 2020 esta especie de cápsula del tiempo.
Así, el local atesora retazos de gremios, comercios y negocios hoy extintos pero que permanecen en la memoria colectiva de toda una generación. Y todo ello con los letreros y rótulos como principal reclamo. Elementos que conducen a lugares, como ya definiesen José Miguel y Aurora León en la 'Guía de Arquitectura de Logroño' editada por el COAR, «que por la intensidad de su uso, por su carácter tópico o típico, o por su singularidad, se convirtieron en pequeños referentes, en visitas obligadas o en sentimentales iconos».
A la tienda de chuches 'Tulipán', con su luminoso de neón; a 'Foto 5', cerrada hace un año en plena Vara de Rey, donde tantos y tantos carretes se han revelado; a la tienda de discos 'Discóbolo', referencia mítica junto a 'Discoclub', en Doctores Castroviejo; por no hablar de videoclubes como el 'Chaplin', en Padre Claret, o el 'Chip', en Padre Marín, «de los carteles más bonitos, de metacrilato y con las bombillas típicas de feria»...
¿Y cómo olvidarse del 'Lego' de las jugueterías, del 'Kodak' de las tiendas de fotos, de la señalética de las discotecas y otros lugares de ocio o de las bolsas, las de plástico «de toda la vida» con el grafismo de cada establecimiento? También, entre letreros completos y detalles, se cuela un elemento sorprendente: las puertas. Así, a las del despedido '5 Pesos' el pasado 2023 se le unen las de un portal ya desaparecido como es el de Solidaridad 14.
Son, como tantas veces se ha coincidido en señalar en estas páginas, «símbolos de ciudad» para varias generaciones y 'Pixel And Games' está interesado en que no se pierdan para siempre y, como poco, guardarlos. «Se trata de preservar no solo lo físico, sino sobre todo lo emocional, pues en torno a cada elemento que rescatemos del olvido hay mil historias, cada uno puede tener la suya, pero todas merecen la pena ser contadas», defiende Benítez, quien incide una y otra vez en la interacción social de aquellos tiempos, donde la ciudad se hacía y vivía de otra manera, yendo y viniendo entre establecimientos de fotografía, de música, videoclubes, de tienditas, que no tiendas, quioscos, librerías, locales de ordenadores y electrodomésticos, recreativos y tascas con carácter».
Y es que todos los caminos conducen a lo mismo: preservar la experiencia, ese viaje, ese pulular por la ciudad de unos tiempos en los que para conseguir algo había que salir necesariamente a la calle, a conocer y reconocer la ciudad. «El hecho de poder tener contacto con algo de todo aquello, no solo del entretenimiento, sino de esos locales y establecimientos comerciales que nos proporcionaban interacciones que ya no existen, ese casi vagar por la ciudad manzana a manzana, tan marcada por esos tenderos y dependientes...».
«La vida antes era una gincana, había que moverse, que desplazarse cubriendo metas y alcanzando objetivos para tener lo que necesitases en tu casa, y es lo que aspiramos a conservar con esos letreros, toda esa iconografía y artículos arraigados por completo a la historia de Logroño y sus zonas comerciales», concluye el colectivo testigo de lo que ha sido y podría ser hoy nuestra ciudad; esa que se desvanece un poco con cada elemento singular que se pierde y que convierte en todo un reto precisamente evitarlo.
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